El canciller argentino Héctor Tímerman se hizo presente en la sede del Ministerio de Asuntos Externos francés y firmó el libro de condolencias por las muertes que se produjeron tras los distintos atentados en Francia los últimos días.

Según se informó oficialmente, Timerman escribió el siguiente testimonio: «Los argentinos nos unimos al pueblo francés en su momento de dolor asumiendo el compromiso de seguir construyendo sociedades más democráticas, más justas y más libres, profundizando la libertad y el respeto a los derechos humanos».

Mientras tanto en la redacción de Charlie Hebdo…

Los supervivientes del ataque sangriento del miércoles contra el semanario humorístico Charlie Hebdo preparan sin descanso, y con el propósito «de hacer reír», el próximo número que saldrá el miércoles con una tirada excepcional de un millón de ejemplares para Francia y el extranjero.

El viernes, al llegar a la sede del diario Liberation, que les ofreció su hospitalidad, algunos periodistas lloraban, se abrazaban para darse consuelo, soltaban risas nerviosas para combatir el miedo.

El número del próximo miércoles será un «número de los supervivientes» y no una necrológica, afirmó un miembro de la redacción, una revista para «hacer reír» en memoria de los siete periodistas abatidos junto a otras cinco personas, entre ellos, los dibujantes Charb, Wolinski, Cabu, Tignous y Honoré.

«Toda la fuerza que nos queda la pondremos en las ocho páginas del número del próximo miércoles. Lo que tenemos que decir, lo diremos en ese número», explicó Richard Malka, abogado de Charlie Hebdo.

Pese a las propuestas de dibujos que llegaron desde el mundo entero, la redacción optó por llenar ella misma las páginas del próximo ejemplar.

Los medios franceses se movilizaron para proponer ayudas materiales.  «Quisieron asesinar la libertad de la prensa, el talento de los caricaturistas, quieren destruir una voz, una luz. La mayor de las respuestas es decir seguimos porque todos somos Charlie», declaró el primer ministro, Manuel Valls, en un encuentro con la redacción.

En su primera conferencia de redacción desde la masacre, los periodistas descartaron la idea de dejar espacios vacíos en las páginas del próximo número en memoria de los compañeros fallecidos. «No quiero que haya un vacío material», explica el redactor jefe Gérard Biard. «Todos tienen que estar aquí, en las páginas. Y Mustapha también», dice, en alusión a Mustapha Ourrad, el corrector, que también fue abatido por los hermanos Said y Cherif Kouachi.

El drama del miércoles sigue omnipresente. «Hablamos de los heridos, de cómo estaban y de los funerales previstos», cuenta el dibujante Willem, que acudió a entregar unos dibujos.

A pesar de la tristeza, se oyen bromas desgarradoras, comenta un periodista de Liberation. «Bueno, ¿hacemos el periódico?», pregunta Biard. «¿Qué ponemos en las páginas?». «No lo sé, ¿cuál es la actualidad?», contesta Patrick Pelloux, con un ataque de risa nerviosa.

La portada del próximo número se decidirá el lunes por la noche, como cada semana.

El apoyo al semanario dio lugar, tanto en Francia como en el extranjero, a un repentino y enorme aumento de suscripciones a Charlie Hebdo.

Camisetas, tazas, gorras, broches… Los productos con el lema «Je suis Charlie» (“Yo soy Charlie») se multiplican en internet, mientras que las plataformas de venta en línea como Ebay o Amazon se comprometen a entregar a la revista el importe de las comisiones que reciben.

En Francia, el tristemente célebre logotipo «Je suis Charlie», escrito en blanco sobre un fondo negro, está en todas partes.

En la parisina plaza de la República, de donde saldrá una manifestación multitudinaria el domingo en apoyo a la libertad, se ven varios carteles con el lema en medio de velas encendidas en memoria de las víctimas.

Entre los artistas, el cocreador de Astérix, el dibujante Albert Uderzo, volvió a tomar el lápiz, a sus 87 años de edad, para unos dibujos del pequeño galo relacionados con la masacre en Charlie Hebdo. Desde el atentado, dibujantes del mundo entero, profesionales o aficionados, defienden la libertad de expresión colgando miles de dibujos en la red.