Un grupo de trabajadores de la Agencia Nacional de Discapacidad denuncian una irregular situación a la que califican como discriminación laboral y despidos encubiertos. Cuarenta trabajadores de todo el país, algunos con más de 20 años de antigüedad, concursaron para ser pasados a planta permanente y salir de la situación de precariedad laboral en la que se encontraban. Sin embargo, cuando fueron a asumir el cargo obtenido se encontraron con la exigencia de trasladarse a trabajar en forma permanente a la ciudad de Buenos Aires. De no hacerlo, se quedarán sin trabajo.

Loreley Fojo tiene 40 años y un hijo de 7. Desde hace 18 años trabaja en la Comisión Nacional de Pensiones, hoy devenida en la Agencia Nacional de Discapacidad. Durante todos esos años estuvo empleada bajo contrato, al igual que un gran número de trabajadores del Estado. Cuando en 2018 abrieron el concurso, vio la posibilidad de pasar a planta permanente. Concursó, al igual que otros 450 operadores de todo el país y obtuvo su cargo. Por fin se había acabado la precariedad y la falta de derechos laborales.

Sin embargo, el pasado 2 de enero, cuando se presentó para asumir ese cargo se encontró con una exigencia insólita. Si quería seguir siendo empleada de la Agencia Nacional de Discapacidad, debía hacerlo en Buenos Aires antes del 26 de enero. Es decir, en el plazo de 24 días está obligada a abandonar su vida en Rosario, su hijo de 7 años, familia y proyectos e instalarse en otra ciudad. De no hacerlo pasará a formar parte del ejército de desocupados que crece día a día.

«Nosotros creemos que esto es parte de la política de desguace de la Agencia de la que venimos siendo testigos desde hace tres años. En abril de 2018  hubo una importante tanda de 40 despidos de compañeros. Algunos de estos despedidos y otro grupo concursamos por un pase a planta permanente el año pasado. Somos 450 los  trabajadores que concursamos. Pero a un grupo de 40 compañeros de todo el país que ganamos el concurso no nos quieren dar el cargo…en realidad la maniobra es que el cargo lo tenemos que asumir en Buenos Aires antes del 26 de enero y sino nos quedamos sin trabajo», relató Fojo a Conclusión

«La opción es dejar tu vida y tu familia y tener trabajo o quedarte con tu familia y convertirte en desocupado».

Y explicó que todos los que se encuentran en esa situación son empleados que tienen alrededor de 20 años de antigüedad. «Somos todos contratados desde hace 20 años. Hay gente que no concursó y se le renovó el contrato anual como todos los años. Pero a los que concursamos no nos hicieron contrato por esa razón. Y ahora, cuando vamos a asumir nos dicen que no, que el cargo solamente se asume allá y bueno… te dejan en esta disyuntiva de dejar todo, familia, hijos, casas, proyectos, e irte a Buenos Aires a trabajar y si uno no está de acuerdo en dejar su vida, se queda sin trabajo».

En Rosario hay tres trabajadores de la Agencia en la misma situación. «También hay otra compañera que es mamá de tres hijos menores a los que va a tener que dejar si quiere seguir trabajando», señaló Loreley. Y remarcó que en ningún momento fueron advertidos de esta situación y que hay más de 400 trabajadores que asumieron dicho cargo en sus lugares de origen. «Es una maniobra  y la opción es dejar tu vida y tu familia y tener trabajo o quedarte con tu familia y convertirte en desocupado».

Desguace

«Lo que nosotros denunciamos es que viene habiendo un desguace del organismo y esto que está ocurriendo se enmarca en esa política de desmantelamiento», advirtió Fojo.

«Es un desmantelamiento total. Hace tres años que las pensiones están paradas. A los que cobran la pensión se les adeuda Incluir Salud, no les pagan los transportes, los tratamientos de diálisis, los tratamientos oncológicos… Y los despidos fueron el corolario de este desguace que se dieron abiertamente en abril y ahora se suma este conflicto que, para nosotros, son despidos encubiertos. Porque evidentemente hay una discriminación, ya que el conjunto de los trabajadores asumieron el cargo en su lugar de trabajo y a 40 nos quieren trasladar sin ningún tipo de explicación y sin la posibilidad de rechazar ese traslado».

Además, esto se traducirá en menos personas en las delegaciones de cada ciudad. Si los operadores de Rosario asumen su cargo en Buenos Aires habrá tres empleados menos en esta ciudad. «Pensá que en Rosario éramos nueve. En abril despidieron dos y si ahora se van otros tres, sólo quedarán cuatro trabajadores en esta delegación».

En relación a lo que ocurre puertas adentro, en medio del feroz desmantelamiento de un programa destinado a personas en situación de discapacidad y de alta vulnerabilidad social, Loreley Fojo sostuvo que también hay una disputa entre Ministerios que no se quieren hacer cargo de los despidos.

«La Agencia Nacional de Discapacidad antes pertenecía al Ministerio de Desarrollo de la Nación el año pasado lo sacaron de esa órbita y lo pasaron a Vicepresidencia de la Nación. Cuando hicieron eso, comenzaron los despidos de la mano del Ministerio de Modernización. Y ahora aprovechan, porque nos dicen ustedes rindieron en Desarrollo Social, entonces no pertenecen a Vicepresidencia, vayan a reclamarle a Desarrollo Social. Y en Desarrollo dicen ‘nosotros no queremos estos trabajadores’.

«Por eso denunciamos discriminación laboral, porque ¿con qué argumento dicen unos se quedan en sus lugares de origen y otros se trasladan? Aparte nosotros rendimos en nuestras provincias, declaramos nuestros domicilios, vinieron a buscar aquí toda la documentación. No tiene sentido».

«Hace tres años que las pensiones están paradas. A los que cobran la pensión se les adeuda Incluir Salud, no les pagan los transportes, los tratamientos de diálisis, los tratamientos oncológicos».

Fojo adelantó que, posiblemente, la próxima semana viajen a Buenos Aires para reclamar que cese este accionar y que se les sostengan los puestos de trabajo en sus lugares de origen. Entre tanto, Fojo señaló que se mantendrán firmes ante, tal como publicó en su Facebook, «el cinismo de un grupo de CEOs que sale en la portada de los diarios vacacionando y abrazándose a su familia y a su hija sonriente por un lado, pero que pretende que los discapacitados mueran en la pobreza esperando la asistencia del estado y que yo abandone a mi hijo de 7 años, que falte a su cumpleaños, que no lo lleve a la escuela ni lo ayude en sus tareas, que no comparta con él los domingos de fútbol y que no lo abrace si tiene fiebre.

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