Por Aldo Battisacco – Enviado especial a Buenos Aires –  El proyecto de ley que se propone en el marco de la emergencia por el Covid-19 gravar a las grandes fortunas fue cuestionado y criticado por el Foro de Convergencia Empresarial, que además pidió dar por tierra con el control de precios impulsado por el gobierno.

A través de un comunicado la entidad que contiene en su seno distintas cámaras patronales advirtió que por el «agravamiento de la recesión» se debe a la decisión del Ejecutivo nacional de establecer el aislamiento preventivo y obligatorio. Generó que en muchas actividades “la generación de ingresos ha caído prácticamente a cero y se encuentran con dificultades para pagar los salarios del personal, las cargas tributarias y previsionales y el pago a proveedores”.

El proyecto de ley que se propone en el marco de la emergencia por el Covid-19 gravar a las grandes fortunas fue cuestionado y criticado por el Foro de Convergencia Empresarial, que además pidió dar por tierra con el control de precios impulsado por el gobierno.

Tras advertir que esta situación afecta «seriamente a grandes, pequeñas y medianas empresas, cuentapropistas, monotributistas y personas que se desempeñan en la economía informal», cruzaron a los legisladores del oficialismo por tomar la iniciativa de crear un tributo que grave a las grandes fortunas.

En la misma línea, sostuvieron que cobrar u impuesto “al patrimonio y a las ganancias de las empresas es un antecedente sumamente negativo para recrear el clima de inversión».

A través de las redes sociales, la diputada Fernanda Vallejos, expresó que «es legítimo que los señores de Convergencia Empresaria defiendan sus intereses, ya sabemos cuáles son» y agregó que «están en su derecho de ser egoístas y avaros. Pero, por favor, ¡no insulten la inteligencia de los argentinos!

Para luego referirse al «clima de inversión»?, asestó «Acá estamos discutiendo cuestiones económicas, no meteorológicas. Y en materia económica, las fortunas que tienen amarrocadas -en su mayor parte en el exterior y en una proporción mayor aún, no declaradas-, sustraídas a la producción, son la anti-inversión.

Y si algo faltaba para desestimar los planteos que formularon en el documento que dieron a conocer, Vallejos, puso negro sobre blanco y aseguró que «En la etapa de crecimiento acelerado, entre 2003 y 2011, tuvimos, con otra estructura recaudatoria, con Impuestos a los Bienes Personales más altos, la inversión volaba. Entre 2015 y 2019 la tasa de inversión pasó del 20% al 16% del PBI, cayó 13%».