Por Victoria Musto

Las grandes conquistas sindicales tales como la jornada laboral de 8 horas, el descanso dominical o aportes sociales parecen ser una utopía cuando se trata de los trabajos que propone la Cuarta Revolución Industrial.

La Cuarta Revolución Industrial conlleva una serie de cambios globales vinculados al desarrollo tecnológico e industrial, centrados en los sistemas cibernéticos, la robótica, el internet y la conexión entre dispositivos. Esto último permite una coordinación “cooperativa” de las unidades de producción de la economía mediante las plataformas digitales, siendo el control y capacidad de extracción de datos el eje de la riqueza.

Capitalismo de plataformas

En la actualidad, las plataformas son entendidas como aquellas infraestructuras digitales que permiten que dos o más grupos interactúen. Estas relaciones económicas que se establecieron después de la crisis financiera del año 2008, eran consideradas como parte de una economía colaborativa que les permitía a las personas compartir los recursos que tuvieran a disposición.

Sin embargo, esta “economía colaborativa” rápidamente modificaría su rumbo. De acuerdo al libro de Nick Srnicek “Capitalismo de Plataformas”, es posible encontrar 5 plataformas distintas: a) publicitarias, como Facebook b) de la nube, por ejemplo Amazon c) industriales, Siemmens por nombrar una d) de productos, al igual que Spotify y finalmente e) austeras, entre las que se encuentran Uber, Airbnb, Glovo, Rappi.

 

Todas ellas promueven el “efecto red”, es decir que el valor de la plataforma depende de la cantidad de usuarios que la utilicen. Allí, los algoritmos perfeccionan el servicio haciendo más eficiente la aplicación para los usuarios. Por este motivo, estas empresas buscan consolidarse como monopolios y, aunque se plantean neutrales, controlan las reglas de juego; a saber, Uber prevé donde habrá más demanda subiendo los precios en dicha zona.

El jornalero digital

En la economía de las plataformas, los trabajadores son considerados “colaboradores” o trabajadores autónomos. Mientras que las empresas se promocionan como una oportunidad para acceder a mayores ingresos o trabajar sin jefe ni horario; el vínculo que se establece obliga a trabajar más de 8 horas diarias para obtener una remuneración mínima para sobrevivir y bajo la presión de calificaciones a partir de las cuales algorítmicamente se les otorgarán más pedidos o no.

>Te puede interesar: Más denuncias a empresas de “cadetería moderna” que desconocen su personal

Inclusive, en algunos países se ha establecido una tarifa mínima para el ingreso de los trabajadores a las plataformas, lo que serviría como un argumento más para encubrir una relación laboral sosteniendo que son intermediadores y no empleadores.

En este escenario, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) anunció riesgos como el nulo acceso a la seguridad social, la presión a la baja de los salarios y la extensión de la jornada laboral, sugiriendo a los gobiernos la necesidad de consagrar el derecho a la desconexión.

Volver al futuro: la importancia de los sindicatos

Como toda Revolución Industrial, la Cuarta trajo consigo nuevas modalidades de vinculación laboral, que requieren un nuevo modelo de regulación. En este escenario, los sindicatos son actores clave para acompañar, nuevamente en la historia, a los jornaleros digitales en su lucha por el reconocimiento de los derechos sociales fundamentales frente a estas “plataformas-empleadoras”.

En este sentido, diversos juicios han afirmado la existencia de un vínculo laboral, la competencia desleal que producen estas compañías, así como el grado de informalidad de que fomentan.

A nivel internacional, la Confederación Europea de Sindicatos así como la Confederación Sindical Internacional denunciaron las condiciones decimonónicas de trabajo y exigieron la participación democrática de los trabajadores en las mesas de decisión. Además cinco sindicatos europeos y dos americanos se han unido para producir el Documento de Frankfurt sobre Trabajo basado en Plataformas, que aboga principalmente por el derecho de los trabajadores a organizarse para denunciar el feudalismo digital.

>Te puede interesar: Taxistas se movilizaron al Concejo en contra de aplicaciones digitales

Por último, Argentina se encuentra a la vanguardia dado que, luego del paro del 18 de julio de 2018, se fundó el primer sindicato de trabajadores de aplicaciones digitales del continente: la Asociación de Personal de Plataformas (APP). La APP nació con el objetivo de terminar con las violaciones de derechos humanos que estas empresas cometen y denunciar la complicidad del Estado en estas violaciones como consecuencia de la falta de regulación y control.

El futuro del capitalismo de las plataformas es incierto. Pero también es la punta del iceberg. El capitalismo digital es una amplia tendencia que abarca otros fenómenos como la automatización y la robotización. Para sobrevivir en la era de la información debemos luchar, una vez más, para defender la dignidad.