Aplicación o empresa, economía colaborativa o precarización laboral, términos aparentemente antagónicos que son foco de debate y conflicto en Rosario en el último tiempo.

Primero fue Uber, luego Glovo, y ahora RepartosYa, otro servicio de “cadetería moderna” que funciona en la ciudad y motivó el reclamo de la Asociación Empleados de Comercio, del que se hizo eco el Concejo municipal para que el municipio “intervenga sobre la actividad que desempeña la empresa”.

El caso parece calcado lo que sucedió semanas atrás, cuando se solicitó un pedido similar al Ejecutivo local por el accionar de Glovo, tras el enérgico reclamo del Sindicato de Cadetes de la ciudad.

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Aquél pedido aún no fue respondido, según se quejó el concejal Eduardio Toniolli, quien impulsó ambas iniciativas, votadas por unanimidad por el cuerpo legislativo en las dos oportunidades.

“El municipio tiene que tomarse esto en serio y respondernos inmediatamente, nosotros pedimos en siete días de corrido, algo muy simple: ¿esta empresa está registrada en la ciudad o no? ¿Glovo está registrada en la ciudad Rosario o no está registrada? Que responda estos interrogantes, a esta inquietud y que además este cuerpo se ponga legislar en la materia”, se despachó el edil justicialista.

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Desde el gremio mercantil también denunciaron el uso del espacio público, por parte de esta empresa (RepartosYa – PedidosYa) como parte de esa precarización, ya que los “cadetes” se congregan, a falta de un espacio propio, a aguardar los despachos de pedidos en, por ejemplo, la plaza San Martín, frente a la Gobernación y la Facultad de Derecho de la UNR.

El municipio deberá informar respecto a la actividad, domicilio fiscal y otras especificidades respecto a empresas cuya presencia se advierte cada vez con mayor frecuencia con sólo caminar por Rosario cualquier tarde noche, cuando se multiplican los jóvenes en bicicleta con cajas o mochilas bien cargadas y la inscripción de la firma correspondiente (no son las únicas Glovo y RepartosYa).

Debate inexorable

La aplicación española Glovo permite comprar, recibir y enviar cualquier producto de su ciudad “en menos de 60 minutos”.

La empresa, creada por el español Oscar Pierre en 2015, tiene presencia en más de 25 ciudades del mundo, luego de expandirse a Portugal, Francia e Italia, entre otros en Europa, cruzó el océano (virtual) para desembarcar en Chile, Brasil, Perú y Bolivia, Buenos Aires y recientemente, en localidades como Córdoba o Rosario.

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En el caso de Pedidos Ya, el conocido delivery de comidas, tuvo su decantación en RepartoYa, de funcionamiento similar a Glovo.

También está vigente en la ciudad el debate por Uber, la “app” insignia de este ciclo económico, aunque algo distinta a las otras dos, ya que los traslados son para personas y no objetos. Para dimensionar el impacto de esta empresa, ya catalogada como multinacional por varios, basta con reflotar una frase común en ambientes de negocios: “a todos les llega su Uber”.

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En Rosario, los distintos grupos que nuclean a los taxistas vieron acercarse esa “amenaza” y se manifestaron en reiteradas y enérgicas ocasiones contra el desembarco de esa plataforma.

Respecto a lo que se conoce como “economía colaborativa”, Toniolli consideró que “es un eufemismo” ya que “lo que vemos son empresas que intentan desconocer la relación de dependencia”, al tiempo que pidió a sus pares del Concejo “de alguna manera intentar legislar sobre el uso de una parte del espacio público”.