El papa Francisco advirtió a los nuevos cardenales del afán por el dinero, la fama o el éxito al tiempo que los llamó a permanecer “vigilantes” para no caer en el error que supone “perderse en mil cosas” y distraerse con los propios intereses y las “vanidades” que impiden percatarse de la presencia de Dios.

“Y si nos esperan en el Cielo, ¿por qué vivir con pretensiones terrenales? ¿Por qué afanarse en conseguir dinero, fama o éxito, todas ellas cosas pasajeras? ¿Por qué perder el tiempo quejándose de la noche mientras nos espera la luz del día?”, se ha preguntado el Papa en la misa que concelebró desde el altar del Baldaquino de Gian Lorenzo Bernini, en la basílica de San Pedro con los purpurados presentes en Roma.

“¿Por qué buscar padrinos para ir hacia arriba y hacer carrera?”, agregó.

Las palabras del pontífice llegan a la Curia Romana después de la destitución del ex Prefecto de las Causas de los Santos, Angelo Becciu, que fue obligado a dimitir el pasado 24 de septiembre y a renunciar a sus derechos como cardenal tras haberse visto implicado en un caso de malversación de fondos investigado por el tribunal del Vaticano, señaló la agencia de noticias DPA.

Su cargo al frente de este organismo del Vaticano fue ocupado por uno de los nuevos cardenales, monseñor Marcello Semeraro.

Así, en la homilía de este domingo, que coincide además con el primer domingo de Adviento, el Papa alertó del “error” que supone “perderse en mil cosas y no percatarse de Dios”. “Atraídos por nuestros intereses y distraídos por las vanidades corremos el riesgo de perder lo esencial”, dijo.

También aludió al “sueño peligroso” que supone “la mediocridad” y aclaró que “llega cuando olvidamos nuestro primer amor y seguimos adelante por inercia, preocupándonos sólo por tener una vida tranquila”.

“Sin impulsos de amor a Dios, sin esperar su novedad”, los hombres se vuelven “mediocres, tibios, mundanos, y esto carcome la fe, porque la fe es lo opuesto a la mediocridad”, señaló.

El Papa creó este sábado a 13 nuevos cardenales, pero solo once de ellos pudieron estar presentes en la basílica de San Pedro debido a las restricciones en los viajes por la pandemia.

Los dos restantes siguieron la ceremonia a través de la plataforma digital Zoom, lo que fue un hito tecnológico en la logística del Vaticano.

De la ceremonia solo participaron cerca de un centenar de fieles, todos con mascarillas.

Con este gesto elevó hasta 229 los miembros del colegio cardenalicio, de los que solo 128 tienen menos de 80 años y, por tanto, según la ley aprobada por Pablo VI, pueden votar en un cónclave.

En total, 73 han sido creados por Francisco; 39 por Benedicto XVI, y 16 por Juan Pablo II.