La inculturación de la liturgia no es opcional y debe realizarse en clave sinodal. Así se resume la posición de los responsables de liturgia de 22 episcopados de América Latina y el Caribe al cierre de su encuentro continental en Bogotá por los 60 años de Sacrosanctum concilium.

Obispos, sacerdotes, especialistas, laicos analizaron la realidad de la formación, la inculturación y la pastoral litúrgica para concluir que la inculturación “es una tarea de todos”, por ende, debe realizarse en clave sinodal.

“Su principio básico es la encarnación del Verbo. Todo proceso de inculturación de la liturgia debe ser fiel a la tradición de la Iglesia y el amor a la cultura de los pueblos”, han dicho.

Aún cuando la formación en los seminarios cuenta con buenos estándares de calidad “todavía falta mucho por mejorar” sobre todo profundizar en una teología litúrgica bajo los principios del Concilio Vaticano II.

Los liturgistas reunidos son conscientes de los actuales desafíos y “no pueden cerrar los ojos” ante “algunas carencias de nuestra práctica pastoral” como la falta de una comprensión teológica de la liturgia, una pastoral ritualista y clericalista, una pastoral litúrgica muchas veces alejada de las otras pastorales diocesanas y parroquiales.

Estos vicios alejan a las nuevas generaciones, quienes pierden el interés y entusiasmo por la liturgia, de esta forma, se convierte en “escenario de disputas de ideologías eclesiológicas”.

Por eso, han invitado a jóvenes y niños “a conocer la liturgia, conocer su lenguaje y la riqueza de sus símbolos, para que conociéndola puedan amarla” para cultivar la vida cristiana en todo su esplendor.

Anunciaron que conformarán una comisión para promover el trabajo en red entre las comisiones de liturgia con otras entidades e instancias, bajo la coordinación del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam).

Sobre todo quieren consolidar la formación litúrgica “con identidad latinoamericana” para todos los niveles y, especialmente, “se den los pasos necesarios para concretar el sueño de contar con un centro propio de estudios superiores en liturgia”.

Citando a Francisco en ‘Desiderio desideravi’, recordaron que se debe revivir el asombro por la belleza de la verdad de la celebración cristiana al servicio de “la verdad del misterio pascual y de la participación de todos los bautizados, cada uno con la especificidad de su vocación”.