¿Revelará el Vaticano alguna vez la parte que falta del Tercer Secreto de Fátima? Quienes han estudiado el tema, están convencidos de que hay una parte que no fue revelada por el Vaticano en el año 2000.

Si bien no se sabe exactamente su contenido, algunas ideas señalan que se trataría de un ataque sobre la fe y la Iglesia, que tendría consecuencias materiales y espirituales. Y se sucedería una pérdida de fe, la apostasía, que vendría del vértice de la Iglesia.

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De modo que lo que el mundo y la Iglesia están experimentando hoy día no llegó de improviso; la Virgen avisó a la Iglesia con anticipación que sucedería, aunque no sabemos la totalidad de su contenido con precisión.

Entonces, ¿qué deberíamos saber sobre el contenido del Tercer Secreto de Fátima, cuándo se podría revelar lo que falta, y qué debemos hacer para prevenir la escalada de la tribulación?

Es cada vez más evidente que la Iglesia y el mundo pasan por una situación sin precedentes en la historia. La fe se está extinguiendo en el mundo y también en la Iglesia, como nunca ha sucedido.

Son signos muy elocuentes, la crisis de los abusos de sacerdotes y su encubrimiento por parte de obispos; las declaraciones cada vez más comunes de prelados relativizando la doctrina que viene del propio Jesucristo a través de los apóstoles y proponiendo su cambio; y la adopción por parte de la Iglesia de la agenda de las organizaciones de la cooperación internacional, de claro signo masónico.

Pero esto no vino de improviso. La evidencia muestra que esta situación fue prevista y avisada a la Iglesia por la Santísima Virgen. Nuestra Señora pidió que se revelara en 1960 esta información que había dado en las apariciones de Fátima.

Pero Juan XXIII hizo publicar un comunicado el 8 de febrero de ese año en el que afirmaba que la Iglesia «no quiere asumir la responsabilidad de garantizar la veracidad de las palabras que los tres pastorcitos dijeron que la Virgen María les habló». De modo que no sólo no la publicó, sino que no creyó en ella.

Con este ocultamiento del mensaje de Nuestra Señora, se inició una operación de encubrimiento, que quizás tuvo intenciones sanas. Pero revelar el contenido del mensaje nos habría avisado de la terrible conspiración contra la Iglesia de Cristo, que estaba en marcha, por parte de sus enemigos.

Enemigos fueron empoderados mediante las maniobras que realizaron en el Concilio Vaticano II, donde se entabló una lucha intensa, entre los que querían mantener la doctrina que venía de los apóstoles y los que la querían comenzar a cambiarla.

La letra de las conclusiones del Concilio no les dio el triunfo a los revolucionarios.

Pero a diferencia de otros concilios, fue lo suficientemente ambigua como para que declararan que habían triunfado y dieron un salto hacia los cambios en las próximas décadas, apoyados por los medios de comunicación laicistas.

El Cardenal Pacelli, el futuro Pío XII, ya había dicho en 1931: “Estoy preocupado por los mensajes de la Santísima Virgen a la pequeña Lucía de Fátima. Esta persistencia de María sobre los peligros que amenazan a la Iglesia es una advertencia divina contra el suicidio de alterar la fe, en su liturgia, en su teología y en su alma”.

Esto indica que las autoridades vaticanas estaban al tanto del contenido de lo que se llama Tercer Secreto de Fátima que la Virgen pidió que el Papa publicara en 1960.

Luego, el Cardenal Silvio Oddi, que fue Secretario de Juan XXIII diría en 1990: “La Santísima Virgen nos alertaba contra la apostasía en la Iglesia”.

El Cardenal Luigi Ciappi, teólogo de 5 papas, dijo en 1995: “En el Tercer Secreto se predice, entre otras cosas, que la gran apostasía en la Iglesia comienza por arriba”.

Y el Padre Malachi Marti, secretario del Cardenal Bea, que leyó el tercer secreto de manos de Juan XXIII, admitió que dice que “habrá una guerra mundial y catástrofes, pero que había algo aún más horripilante, la apostasía en la Iglesia”.

Y Juan Pablo II dijo en la catedral de Fulda en 1980, algo que evidentemente está relacionado con el tercer secreto: “Debemos prepararnos para sufrir pronto grandes pruebas… Con vuestra oración y la mía es posible mitigar esta tribulación, pero ya no es posible evitarla, porque sólo así la Iglesia puede renovarse eficazmente”.

Si los jerarcas vaticanos hubieran prestado atención a las profecías que venían desde lejos, habrían tomado de otra forma la información que les dio la Virgen en Fátima y no hubieran cedido a la tentación de ocultarla.

Nuestra Señora del Buen Suceso en Quito, en Ecuador de 1634, aprobada por la Iglesia, advirtió lo que predecía precisamente el Tercer Secreto, una gran apostasía en la Iglesia.

Nuestra Señora dijo a la Venerable Madre Mariana de Jesús Torres que en el pasado siglo XIX y a lo largo de la mayor parte del siglo XX, la Iglesia cedería a una gran herejía.

El Sacramento del Matrimonio sería atacado y profanado y la masonería, que entonces estará en el poder, promulgaría leyes inocuas con el objetivo de abolir ese sacramento, haciendo fácil a cualquiera vivir en pecado.

Y advirtió que el espíritu cristiano decaería rápidamente, extinguiendo la preciosa luz de la fe, hasta alcanzar el punto que habrá una casi total y general corrupción de la moral, y eso resultará en la falta de vocaciones sacerdotales y religiosas.

Luego a principios del siglo XIX Nuestra Señora le reveló a la Beata Ana Catalina Emmerich que habrá una falsa iglesia de las tinieblas, mientras la verdadera Iglesia continúa existiendo pero oculta.

Esa falsa iglesia será una iglesia ecuménica e incluso las religiones no cristianas tendrán alguna afiliación a esa llamada gran iglesia mundial, universal.

Y habrá un falso Papa y un verdadero Papa reinantes al mismo tiempo, tal como fue durante el Gran Cisma de Occidente en el siglo XIV.

Y a principios del siglo XX el Papa San Pío X predijo la aparición de esa falsa religión cuando habló sobre el gran movimiento de apostasía que se estaba organizando para el establecimiento de una Única Iglesia Mundial que no tendría dogmas, ni jerarquía, ni disciplina de pensamiento, ni freno para las pasiones.

Y en 1973, cuando ya se veían claramente algunas consecuencias negativas de los revolucionarios apropiándose del Concilio, Nuestra Señora apareció en Akita, Japón.

A la que el propio Cardenal Ratzinger, como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, juzgó como digna de creencia y que es la continuación de Fátima.

En Akita la Virgen dijo que “la obra del Demonio se infiltrará incluso dentro de la Iglesia de tal manera, que uno verá cardenales oponiéndose a cardenales, obispos contra obispos. Los sacerdotes que me veneran serán despreciados y enfrentados por sus cofrades. La Iglesia estará llena de aquellos que aceptan compromisos y el Demonio presionará a muchos sacerdotes y almas consagradas a dejar el servicio al Señor».

Y además predijo que “el Padre aplicaría un castigo como nunca lo había habido en el mundo”.

De modo que el contenido del tercer secreto, es la combinación de una catástrofe espiritual y una material.

La catástrofe espiritual es la apostasía, la pérdida de fe, que comenzaría en el vértice de la Iglesia y que hará que cientos de millones de almas estén en peligro de ir al infierno si no se convierten.

Y la catástrofe material, son desastres en la naturaleza y una gran guerra, en la que estaría involucrada Rusia.

¿Y este Tercer Secreto de Fátima será revelado por la jerarquía de la Iglesia alguna vez?

El Padre Paul Kramer, quien ha sido un estudioso del Tercer Secreto de Fátima durante 35 años, dijo que cuando estuvo en Fátima en 1991, fue informado que las carmelitas de Fátima habían recibido noticias de la Hermana Lucía y de sus hermanas del convento de Coimbra.

Nuestra Señora se había aparecido a la Hermana Lucía poco tiempo antes de mayo de 1991 y le había dicho que el Tercer Secreto iba a ser revelado durante el curso de una guerra de gran magnitud.

La guerra estallará de forma repentina y la verdadera Iglesia será arrojada a las catacumbas.

Y cuando el Papa de ese momento se dé cuenta que conservar oculto el Tercer Secreto ya no tiene sentido, porque los rusos ya habrán hecho su movimiento, él revelará el texto faltante del Tercer Secreto.

La condición para que sucedan los eventos que aparentemente se enuncian en el Tercer Secreto es el alejamiento de Dios, la pérdida de fe. Por lo que se puede revertir mediante la conversión.

La Virgen dijo en Akita que las únicas armas que quedarán para nosotros serán el Rosario y el Signo dejado por Mi Hijo, que es el triunfo del Inmaculado Corazón de María.

Y Nuestra Señora del Buen Suceso dijo que este tiempo oscuro en la historia de la Iglesia marcará el arribo de Su hora.

Y que Dios finalmente pondrá fin a esto dentro de la Iglesia, enviando al prelado que restaurará el espíritu de sus sacerdotes.