Los hijos nacidos en Siria de combatientes del grupo yihadista Estado Islámico, «entrenados militarmente desde los siete u ocho años», podrían convertirse en un «peligro para mañana», estimaron altos responsables belgas expertos en investigaciones antiterroristas.

«Bélgica cuenta todavía con unas 160 personas que están allí, hombres y mujeres, y unas 20 desean regresar» a Bélgica, explicó el miércoles por la tarde uno de estos responsables a un grupo de periodistas, días antes del primer aniversario de los atentados reivindicados por el EI en Bruselas (32 muertos) el 22 de marzo de 2016.

No hay señales de un próximo retorno masivo de combatientes desde Siria y «la mayoría de aquellos que quieren regresar son mujeres, que quieren volver porque muchos menores nacieron allí», agregó.

Según este responsables, unos «80» de estos últimos son hijos de combatientes que se marcharon de Bélgica, una cifra «similar» a la de los descendientes de yihadistas oriundos de otros países europeos, estimó, citando unos 80 en el caso de Holanda y de 200 a 300 en Francia.

«Incluso si no representan una amenaza inmediata, podrían ser un peligro para mañana», añadió este responsable belga. Además de los 80 todavía en Siria, «18 ya regresaron».

«Sabemos que en el seno de Dáesh [acrónimo del EI en árabe] estos menores reciben entrenamiento militar cuando tienen siete, ocho o nueve años, padecen un lavado de cerebro… Por supuesto, se convierten en un riesgo. Han visto atrocidades, bombardeos. Es un tema delicado, complejo», apuntó.

A su llegada a Bélgica, las autoridades «intentan integrar desde el principio la dimensión de protección social», explicó otro responsable belga. «Para los adultos, cuando salen de prisión, también debemos iniciar un proceso de desradicalización», explicó esta fuente.