Los carniceros porteños y del Gran Buenos Aires están desesperados porque se les derrumbaron las ventas y ahora el precio de la carne volverá a subir un 5%, en medio del alza de costos operativos por el ajuste de tarifas.

Si bien el tarifazo sobre la electricidad está suspendido, los carniceros recibieron en el segundo bimestre del año facturas con 700% de aumento y estiman que, tal como les advirtió el jefe de Gabinete Marcos Peña, tarde o temprano tendrán que pagar.

En medio del reacomodamiento en un mercado de demanda deprimida, los carniceros porteños y bonaerenses ya aplicaron su primera estrategia: bajaron la calidad de la carne al pasar de terneras menores a un año a novillos con hasta 3 años de edad.

Estaban trabajando con medias reses de ternera de 80 kilos, por lo que pagaban 69 pesos el kilo, y pasaron a operar con novillos de entre 110 y 120 kilos, por lo que pasaron a pagar 64 pesos con un rinde mayor.

El consumo de carne vacuna retrocedió 7,7% en el primer semestre del año, hasta los 55,3 kilogramos per cápita, el menor nivel en cinco años, según datos de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes de la Argentina (Ciccra).

En el interior, la situación parecería ser peor: el consumo de carne vacuna se derrumbó 16,3 por ciento anual en mayo en la región centro del país (integrada por Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos) según un estudio de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral.

Pero los carniceros porteños y bonaerenses consultados por NA, aseguran que las ventas se les desplomaron 50%: una carnicería ubicada a metros de la Plaza Pueyrredón, en el barrio de Flores, vendía 12 media res por semana y ahora, sólo 6.

En ese contexto, la Asociación de Propietarios de Carnicerías porteña no descartó que la carne vaya a subir un 5% por la paritaria que firmará en el sector y advirtió que el tarifazo se trasladará a los precios si la Justicia lo convalida.

«Puede suceder», respondió el vicepresidente de la entidad, Alberto Williams, cuando le preguntaron si la carne aumentaría, como dijeron desde el sector frigorífico, por la paritaria que se firmará en las próximas horas.

El acuerdo paritario «prevé un incremento del 20% retroactivo a julio, al que se le suma otro 20% otorgado en marzo», precisó el presidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (Fifra), Daniel Urcia.

Pero Williams reconoció que ahora «no es el momento» para aplicar los incrementos porque «no hay una gran demanda de parte de los consumidores» y porque «con un golpe de ésos, la gente no podría consumir más».

Pablo Tapia, carnicero de Flores, graficó la situación: «La picadora labura todo el día y cuando eso pasa es porque la gente está comprando muy poco. Vienen y me piden «200 gramos de picada para hacer una salsa bolognesa».

Luis Alvaredo, dueño de una carnicería en el kilómetro 34 de la Ruta 3, en Gonzázlez Catán (La Matanza), dijo a NA que vendía ocho medias reses por semana en noviembre y desde marzo no puede superar las tres semanales.

«Un asado para una familia tipo (matrimonio y dos hijos en edad escolar), con ensalada, una gaseosa y un vino de 50 pesos, tiene un costo superior a los 300 pesos. Es lo primero que cortan los consumidores», explicó Alvaredo.

Los dos carniceros consultados coincidieron en que los consumidores pasaron a comprar también carne en los supermercados, donde aprovechan las promociones ofrecidas por los bancos, las tarjetas y los propios comercios.

«Poner un posnet para cobrar con débito o crédito tiene un costo financiero altísimo. No lo puedo pagar. Y si lo tuviera, no puedo ofrecer las mismas promociones que los grandes supermercados, así que estamos en problemas igual. Lo que tiene que remontar es el consumo», dijo Tapia.

Los carniceros consultados coinciden en que una suba del 5% en el precio de la carne vacuna no generará otro efecto que una profundización de la crisis que evidencia la demanda interna del
producto.