Con el alegato de cierre de los defensores, continuó este lunes por la mañana, en el Centro de Justicia Penal de Rosario, el tramo final del juicio en el que se ventila el crimen de Iván Mafud. Por el mismo, 15 policías están sentados en el banquillo de los acusados, con diversas responsabilidades, y con pedidos de penas, por parte de la Fiscalía y las querellas, que van desde los 8 años hasta la prisión perpetua. Iván Mafud fue ultimado por balas policiales, el 8 de spetiembre de 2014, luego de una persecución policial cuyos entretelones nunca fueron aclarados.

El pasado viernes comenzaron a escucharse los alegatos finales del juicio que preceden al fallo del Tribunal pluripersonal compuesto por los jueces Eleonora Verón, Mariano Aliau y Juan Carlos Curto. El fiscal Miguel Moreno abrió la jornada dando una extensa y detallada interpretación de los hechos y la prueba expuesta en el proceso, y este lunes los defensores de los 15 imputados tomaron la posta para rebatirla.

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La primera de las voces fue la de la defensa de un imputado sobre quien recae una acusación de peso, haber sido quien dio inicio a la fatal persecución que acabó con el acribillamiento de Mafud, Oscar Martín Járegui. Jáuregui, junto a su compañera Eva Monzón, patrullaban el móvill 4449 en la zona sur, a la altura de Ovidio Lagos y coronel Arnold aquella madrugada .

Fausto Yrure, abogado representante de Jáuregui consideró absolutamente probado que todo el accionar de su defendido fue lícito y acusó a la Fiscalía de tergiversar la prueba y especular con la misma, al «límite de la objetividad».

Yrure desgranó los elemento probatorios que tienen que ver con las comunicaciones tanto por radio como al 911 y los datos de los GPS de los vehículos que dieron cuenta tanto de las velocidades como la ubicación de los mismos. A partir de ese análisis, Yrure concluyó que su defendido no hizo más que «cumplir con todo lo que se espera del accionar de un policía».

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«A Jáuregui le llamo la atención un vehículo oscuro, con vidrios polarizados, que venía circulando por calle Ovidio Lagos en dirección norte – sur y que gira por la cortada Coronel Arnold. Allí comienzan las sospechas o las dudas que el señor fiscal intenta plantar en este Tribunal acerca del accionar de Jáuregui», dijo el letrado. «Sin embargo, el accionar de mi defendido se corresponde, ni más ni menos, con el accionar que debe desplegar un policía, es decir: desarrollar toda actividad de observación y vigilancia para prevenir el delito y aplicar para tal fin los medios».

Para poner el acento en el desempeño de su defendido, Yrure se detuvo en el trayecto del Fiat Marea manejado por Mafud, el cual debería haber seguido hacia el sur si realmente «regresaba a su domicilio a ver a sus hijos», como manifestó su esposa, Leila Rodríguez, en su testimonio. «Sin embargo, decidió doblar en Coronel Arnold, hacia el lado contrario… Quizá por casualidad, quizás por intuición pura, no olvidemos que Jáuregui es un policía que hacía 9 años trabajaba en el Comando Radioeléctrico y que conocía la noche, algo raro notó en el Fiat Marea que llamó su atención y decidió seguirlo para observar como su función de policía lo demandaba», enfatizó el letrado. «Y mientras lo hacía, este vehículo lo comenzó a pasear y luego hizo caso omiso de las señas de luces que el patrullero le hacía para que se detuviera».

Otros puntos sobre los que se detuvo Yrure, atacando el alegato de la Fiscalía fue el momento en que comenzó la persecución en sí misma  y el momento en que se comienzan a anunciar los supuestos disparos al 911. En ese sentido, Yrure señaló que en sus comunicaciones a la central policial Jáuregui «no dijo me dispararon, sino simplemente dijo se escuchan detonaciones». Detalló luego las que, según su análisis, fueron contradicciones de la Fiscalía en cuanto a las comunicaciones realizadas por Jáuregui sobre los disparos  y las cartas de incidencias que se generaron sobre los mismos y las atribuyó a «el empeño del fiscal en ensuciar y desacreditar a Járuegui».

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Yrure también atacó la teoría de la Fiscalía en cuanto a un acuerdo de parte de los siete tiradores por dos lados diferentes. En primer lugar, puso en duda la factibilidad de ellos en virtud de los tiempos descriptos, amén de que, por su parte, Jáuregui fue el último en llegar al lugar por un supuesto desperfecto mecánico. Además, calificó de imposible la construcción de dicho acuerdo dado el escenario y la presencia de un móvil de la comisaría 6ª que, si bien fue retirado de la escena, permaneció en la misma el tiempo suficiente para frustrar dicho pacto. Y además, Yrure remarcó repetidamente que, previo al juicio, en audiencia preliminar, la jueza Carina Luratti entendió que «no había ninguna fundamentación para sostener el agravante del acuerdo premeditado». «El juicio quedó diseñado por un homicidio calificado por abuso funcional. El propio fiscal lo descartó de su acusación y por eso hay una audiencia preliminar que es filtro y que indica qué se va a discutir en el juicio». El defensor señaló que traer eso a colación «es un manotazo de ahogado para sotener una teoría que se estrella con lo que realmente ocurrió».

«No discutimos acuerdo premeditado, no es parte de este caso así que es inaplicable aquí. Lo que dijo el señor fiscal, que si aunque algunos de los que tiraron no tiraron a matar su conducta es igualmente dolosa y es autor de homicidio calificado porque su voluntad adherida a la de todas fue la determinante de las restantes voluntades,  es desajustado a la prueba, disparatado y no se está discutiendo en el juicio». Entonces, si no hay eso ¿qué hizo Jáuregui. ¿En que momento disparó Jáuregui, contra quien, a quien quiso matar?»

Antes de cerrar su alegato Yrure puso en duda además los supuestos robos ocurridos durante el crimen de Mafud. Según algunos testimonios había una sillita de bebé en el lado derecho del asiento y según el relato de Leila Rodríguez, esposa de Mafud había 3000 pesos en la guantera que habían guardado allí y estaban destinados a pagar el alquiler. «No se entiende por qué Iván Mafud habría sacado a pasear esos 3000 pesos, de los que no se puede probar la existencia y cuya desaparición, extrañamente, fue denunciada a la Fiscalía 7 meses después de producido el hecho». 

Para terminar, Fausto Yrure desvinculó a su defendido del supuesto falseamiento del acta de procedimiento, y pidió la absolución de Oscar Martín Járegui, de todos y cada unos de los delitos de los que se le acusa por el beneficio de la duda. 

En tanto, en los próximos días continuarán los alegatos de defensa de los restantes imputados y luego, el Tribunal se tomará el tiempo reglamentario para dictar sentencia.