Hillary Clinton lanzó este jueves una ofensiva en los medios y desplegó a sus aliados estrella en estados clave para las elecciones presidenciales de Estados Unidos, en un intento por contrarrestar el súbito repunte de Donald Trump que sigue inquietando a los mercados.

El presidente Barack Obama se desplazó a Florida, en dos mítines diseñados para animar al electorado demócrata y empujar a los votantes a las urnas en ese estado del sureste vital para ganar el 8 de noviembre.

A cinco días de los comicios, The New York Times y la cadena CBS divulgaron este jueves un sondeo que otorga a Clinton 45% de las adhesiones contra 42% para el candidato republicano, una brecha equivalente al margen de error.

La encuesta previa difundida a mediados de octubre daba a la exsecretaria de Estado de 69 años una ventaja de 9 puntos sobre el magnate de 70.

«Esta será una carrera cerrada y no pueden darla por sentado», advirtió Obama en Jacksonville.

Melania Trump, la exmodelo eslovena que aspira a ser la primera extranjera en casi dos siglos en ser primera dama, aprovechó su estreno en solitario en la campaña de su esposo para tratar de atraer a las mujeres, un electorado que mayoritariamente le de la espalda al candidato republicano.

Calma antes de la tormenta

Presentándose como una mujer «independiente», Melania afirmó en Berwyn, Pensilvania, que su esposo respeta «a las mujeres y les (ofrece) las mismas oportunidades» que a los hombres.

La tercera esposa de Trump también insistió que su marido, con quien vive en la opulencia, quiere mejorar las vidas de la clase trabajadora.

«Siempre que mi esposo conocía del cierre de una fábrica en Ohio o Carolina del Norte o aquí en Pensilvania lo vi ponerse muy molesto», dijo en alusión a tres estados clave.

Los modelos de predicción del The New York Times y el sitio FiveThirtyEight auguran ambos un triunfo a Clinton, con 86% y 67% respectivamente.

Aún así, analistas dicen que los mercados se mantienen al borde, preocupados por el repunte de Trump, quien promete sacudir las políticas económicas y comerciales de Estados Unidos.

Tras abrir con signo positivo, Wall Street y las bolsas europeas y asiáticas terminaron la jornada con una baja modesta.

«Un día de calma antes de que tengamos más volatilidad», dijo Nicholas Colas, de la casa de corretaje neoyorquina ConvergEx. «Esto realmente solo es la calma antes de la tormenta», apuntó.

«Candidata del ayer»

En las últimas semanas, la carrera sufrió el impacto de eventos sorpresivos, y el viento electoral ha cambiado una y otra vez de dirección.

Clinton se benefició de un repunte a inicios de octubre tras la difusión de un video en el que Trump hablaba despectivamente sobre las mujeres, y cuando un tropel de mujeres lo acusó de acoso sexual, el republicano se desplomó en las encuestas.

Pero luego que el FBI anunció la reanudación de la investigación sobre el uso por Clinton de un servidor privado cuando era secretaria de Estado (2009-2013), Trump, que venía rezagado, tomó impulso y aprovechó la oportunidad para cambiar el tenor de su candidatura.

Sin embargo, los electores no parecen prestar mucha atención al venenoso festival de acusaciones e invectivas: un 92% dice haber decidido ya a quién elegirá y el 62% señala que las revelaciones de los últimos días no alterará su voto.

En un duelo entre los aspirantes menos populares de la historia estadounidense, ninguno quiere cometer un error y la campaña ha tomado un tono frenético pero predecible.

Incluso Trump está evitando sus declaraciones explosivas y habla a través de teleprompters en este tramo final de la campaña.

«Mantente en el punto, Donald, mantente en el punto, no te desvíes», dijo en voz alta durante un mitin en Pensacola, Florida, el miércoles.

En Jacksonville, Trump tachó a Clinton como la «candidata del ayer», llamando a sus seguidores a votar para lograr el «cambio que han esperado todas sus vidas».

«Somos el movimiento del futuro y representamos a todos los estadounidenses», afirmó.

Clinton lanzó sus fuerzas hacia Carolina del Norte, con varios mítines en otro estado importante de las elecciones.

«El cambio llegará, eso es cierto. La pregunta es: ¿qué tipo de cambio queremos?», preguntó cortejando el voto rural en Greenville, antes de hacer campaña junto a su exrival en la interna demócrata, el popular senador Bernie Sanders, en Raleigh.

De su lado, su compañero de fórmula, el senador Tim Kaine, se desplazó a Arizona, donde los demócratas más optimistas guardan esperanzas.

Kaine, quien vivió en Honduras en su juventud, ofrecerá un discurso completamente en español en este estado del suroeste donde un 22% de los electores son latinos.

La última parada de los demócratas será en Filadelfia, en la víspera de la elección: un mitin conjunto de los Clinton y los Obama, las dos parejas más poderosas de Estados Unidos.