Por Ana María Sánchez 

“El conocimiento os hará libres” – Sócrates

Conocerse a si mismo es la primera aptitud de la Inteligencia Emocional (IE). Parte de que, si no logramos conocernos bien a nosotros mismos, a estar conscientes de cuáles son nuestras fortalezas y debilidades, aprender a identificar nuestros estados de ánimo y las consecuencias que estos pueden tener en nuestro comportamiento, difícilmente podremos controlar nuestras reacciones y utilizarlas productivamente. Tampoco podremos comprender bien el comportamiento de los que nos rodean, identificar sus sentimientos y emociones, ni podremos actuar con efectividad en nuestras relaciones interpersonales. Einstein dijo: “Conocer a bien a los otros es inteligente, conocerse bien a sí mismo, es sabiduría”.

Alejandro Magno, de regreso de una de sus campañas, visita la ciudad Delfos y, fascinado, se detuvo ante el santuario de Apolo y contempló las palabras esculpidas en letras de oro que pronunció Sócrates que decían: “Conócete a ti mismo”. Crátero, que lo acompañaba, le preguntó “¿Qué significa esto, en tu opinión?”, Alejandro respondió:

“Es evidente. Conocerse a uno mismo es la tarea más difícil porque pone en juego directamente nuestra racionalidad, pero también nuestros miedos y pasiones. Si uno consigue conocerse a fondo a sí mismo, sabrá comprender a los demás y la realidad que lo rodea.”.

El conocimiento propio, supone la madurez de conocer cualidades y defectos y al apoyarte en los primeros, podrás  aceptar y trascender los segundos.

El autoconocimiento está basado en aprender a querernos y a conocernos a nosotros mismos.

Es el proceso reflexivo por el cual la persona adquiere noción de su yo y de sus propias cualidades y características. Como todo proceso, puede ser desglosado en diversas fases, como: auto percepción, auto observación, memoria autobiográfica, autoestima, auto aceptación.

No puede haber, pues, autoestima sin autoconocimiento. De ahí la importancia del mismo para el desarrollo personal.

“De todos los conocimientos posibles, el más sabio y útil es conocerse a sí mismo”.