“Esta avalancha empezó conmigo. Es todo mérito mío.” En su mansión sobre las alturas de Saint-Cloud, el xenófobo francés Jean-Marie Le Pen se ve radiante, si bien obligado a reposo por un problema de cadera. La victoria del magnate inmobiliario republicano Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos no es para él una sorpresa sino una grata noticia, como también lo ha dicho su hija Marine. “Soy uno de los pocos hombres políticos de Occidente que apostó por él”, reivindica el fundador del Frente National (FN), 88 años, ya excluido del partido fundado en los años ‘70 y que, en sus inicios, tenía una impronta antisemita que ahora su hija, Marine Le Pen, intenta sacudir de la imagen de la agrupación .

“Comprendí enseguida que Trump tenía pasta; se asemeja un poco a mí inclusive. Parece un Le Pen estadounidense.” Y luego, precisa: “En EE.UU. y en Europa corremos el riesgo de quedar sumidos bajo la ola inmigratoria” ¿Usted se siente en verdad cercano al nuevo presidente de los Estados Unidos? Contra él hubo una campaña de difamación similar a la que sufrí yo en los últimos cuarenta años.

Los clichés de siempre: racista, sexista. Al final, miren la votación: también mujeres, negros y latinos lo votaron. Y otra vez más han sido desmentidos los sondeos y los medios, exactamente como me ocurrió a mí en el 2002, cuando llegué al balotaje de las presidenciales sin que nadie lo hubiera previsto.

—¿Cómo explica el voto que ha sorprendido a todo el mundo?

—Lo que ocurre en Estados Unidos está sucediendo en Europa. Hemos visto el Brexit. Veremos lo demás. Como dijo Trump, también está el hecho de que quizá sea la última vez que los estadounidenses sangre pura pueden ser mayoría. En Estados Unidos, como en Europa, corremos riesgo de quedar sumergidos bajo la ola inmigratoria.