Los brotes le cantan al dólar: «Verde que te quiero verde», ya que retener soja se ha convertido en el principal mecanismo de ahorro agrícola porque es unidad de cuenta, medio de cambio y reserva de valor.

Toda la ganancia de competitividad, que con una mano transfirió el gobierno de Mauricio Macri al campo al comenzar la gestión, mediante el “sinceramiento cambiario” del fin del cepo, se lo sacó con la inflación.

El índice de tipo de cambio real multilateral que elabora el Banco Central (y pondera el valor del peso en término de las monedas de nuestros principales socios comerciales, incluyendo Brasil, Canadá, Chile, Estados Unidos, México, Uruguay, China, India, Japón, Reino Unido, Suiza, Zona Euro) cayó 17% desde diciembre de 2015 a la fecha, según lo informa EmilceTerré, en el boletín de la Bolsa de Comercio de Rosario, para intentar explicar por qué el 67% de las transacciones de la cosecha de soja se hicieron “a fijar”.

Compras sin precio

Que 15,9 millones de toneladas de esta campaña hayan sido compradas sin precio, resultó el nivel más alto de los últimos 15 años, que lo ubican un 53% por encima del promedio de la última década.

La particularidad, en este caso, ha sido que sucedió en un contexto de estabilidad de los valores respecto de la misma altura del año anterior.

Pero la inflación del 40% fue la causante del grave deterioro del poder de compra de los $ 3.600 por tonelada producida, que no le cierra ni al productor ni al exportador, mientras encaja a duras penas en la ecuación de ingresos de la industria.

Para colmo, la espiral bajista en la que ha entrado los precios de la soja a nivel internacional como consecuencia de una mayor oferta global, en el marco de un dólar fortalecido en el mundo y el reverdecimiento de colocaciones financieras alternativas para los grandes fondos de inversión, le agregó un contundente argumento al productor para que espere mejores cotizaciones. Ya cuenta con que en enero de 2018 empezará la rebaja de 0,5% por mes de las retenciones a la soja, y quién dice que luego de las elecciones el Gobierno reconsidere el atraso que arrastra la paridad cambiaria.

Con escasos incentivos

Según reconoce la Bolsa de Comercio de Rosario, «son escasos los incentivos para vender a precio firme».

Retener soja se ha convertido en el principal mecanismo de ahorro agrícola, ya que resuelve las 3 funciones básicas que se le exigen al dinero:

* Unidad de cuenta

* Medio de cambio

* Reserva de valor

Para los productores de la zona de influencia de la Bolsa rosarina, el trigo probablemente haya dejado reservas en caja para afrontar las necesidades de corto plazo, por lo que cuentan aún con un margen de tiempo antes de tornarse imprescindible vender producción para hacer seguir girando la rueda.

Según reconoce esa misma Bolsa, sin modificaciones en el valor del dólar y con la presión de precios a la baja en la soja, «son escasos los incentivos para vender a precio firme». Por ello, el productor opta por fijar el precio en otro momento «a la espera que los precios repunten o el valor de la divisa norteamericana retome la senda alcista».

Un dato que alarma

La espera puede ser redituable pero también resulta riesgosa. Advierte la Bolsa rosarina sobre “un marco donde nuestros vecinos sudamericanos están batiendo todas las marcas en producción de soja, al tiempo que Estados Unidos se prepara para sembrar la mayor superficie en su historia con el poroto y poner fin a su política de dinero barato (con el potencial alcista que ello trae aparejado para el valor del dólar en el mundo y la consecuente presión bajista sobre los commodities agrícolas); este dato resulta alarmante», indica el reporte.

Dificultades en la comercialización

En el orden interno, los sectores demandantes de la industria y la exportación vienen con márgenes muy ajustados en esta campaña ya que perdieron impulso los valores del año pasado del aceite y la harina de soja y hoy se encuentran 15% y 25% respectivamente, por debajo de los máximos relativos.

No es sólo la soja la que opera sin precio en porcentajes récords, sino que tomándola entre los 6 principales cultivos para los cuales el Ministerio de Agroindustria reporta el avance de las compras semanales: trigo, maíz, sorgo, cebada (cervecera y forrajera), soja y girasol, apenas se lleva comprado el 36% de la producción (unas 45,8 millones de toneladas).

El 40% de la producción total estimada que rondará los 128 millones de toneladas se hizo bajo la modalidad “a fijar”, por lo que la cantidad de mercadería sin precio en firme alcanzaría las 100 millones de toneladas, aproximadamente.

Nada de certezas

La incertidumbre viene in crescendo. En 2016, para esta altura del año, alrededor del 75% de la cosecha no tenía puesto precio, mientras que en el promedio de las últimas 10 campañas este último porcentaje baja al 70%.

La producción general de esta campaña, que ha sido ya comprada, asciende al 36%, por debajo tanto del promedio de 2011/12-2015/16 como del 2000/01 al 2015/16 y a menos cantidad de mercadería se le ha puesto precio en firme: la proporción de negocios a fijar sobre las compras totales este año es del 38%, versus el 34% de los últimos 5 y el 33% de la década.

Interpreta EmilceTerréque las 100 millones de toneladas de granos y subproductos, que al cierre de abril no tienen puesto precio, imponen un singular riesgo para cuentas nacionales.

Problemas de suelo

Y en ese incierto marco es que se desenvuelven las tareas agrícolas, que en toda la franja este de la provincia de La Pampa, el sudeste de Buenos Aires y algunos puntos del sur de Córdoba tropieza además con excesos de humedad en los suelos que impiden el paso de las cosechadoras.

En el resto de la región productiva se avanza en la medida que las condiciones permiten completar la trilla. En muchos lotes siguen potenciados los riesgos de que la apertura de vainas se traduzca en pérdida de producción.