Cuba celebra el próximo domingo unas elecciones históricas al Parlamento, que serán las últimas de Raúl Castro en la presidencia y anticipan el relevo del Ejecutivo por una generación más joven, que nació tras el triunfo de la Revolución en 1959.

Al no presentarse a una tercera reelección, el mandatario cumple con su promesa de permanecer solo dos mandatos al frente del país y por primera vez en la historia post revolución no habrá un Castro al frente del Gobierno cubano, luego de su presidencia y la de su hermano Fidel.

Raúl Castro llegó al poder de la isla en 2006 de manera interina por la enfermedad de su hermano, asumió plenamente en 2008 y fue reelecto en 2013.

Si bien no ha sido anunciado todavía de manera oficial, todos los pronósticos apuntan como futuro presidente cubano al actual primer vicepresidente, Miguel Díaz-Canel, un ingeniero de 57 años que ha pasado por todos los escalones de la política de la isla.
Díaz-Canel hizo carrera política primero en la Unión de Jóvenes Comunistas para luego dirigir el Partido Comunista de Cuba en provincias importantes como la central Villa Clara y la oriental Holguín.

Después, Raúl Castro lo devolvió a La Habana, donde estuvo al frente del Ministerio de Educación Superior y posteriormente fue nombrado primer vicepresidente del gobierno nacional.

Mientras llega su momento, Díaz-Canel mantiene un bajo perfil pero está ganando un protagonismo público cada vez mayor en actos políticos, como en el pasado octubre, cuando pronunció el discurso central durante el acto por el 50 aniversario de la muerte de Ernesto «Ché» Guevara.

Más de ocho millones de cubanos están convocados a los comicios generales que contarán con más de 24.000 centros de votación, en los que más de 38.000 jóvenes votarán por primera vez. En Cuba, la edad mínima para votar es de 16 años y para ser elegido, 18.

La actual legislatura debía haber concluido el pasado 24 de febrero, pero los graves daños que causó el huracán «Irma» a su paso por la isla en septiembre del año pasado hicieron que el cronograma electoral fuera modificado.

Tras las elecciones generales del domingo, la nueva Asamblea será instaurada oficialmente el próximo 19 de abril, día en que se producirá el relevo histórico de Castro.

En Cuba no existe un sistema directo de elección presidencialista. Los 605 diputados que serán elegidos este domingo son los que posteriormente eligen entre ellos a los miembros del Consejo de Estado.

El presidente de este órgano es a su vez el Jefe del Estado y el presidente del Consejo de Ministros.

El Consejo de Estado es el órgano de Gobierno más importante de Cuba, que se reúne cuando no hay plenos del Parlamento, celebra dos reuniones plenarias al año, y tiene capacidad para hacer decretos-leyes o declarar la guerra y la paz.

En la práctica es la instancia de toma de las grandes decisiones del país, junto con el Buró Político del Partido Comunista Cubano.

Raúl Castro se retira de la presidencia pero se mantiene al frente del poderoso Partido Comunista Cubano (PCC) hasta su próximo congreso, que previsiblemente se celebre en 2021.

Tiene el total respaldo de las Fuerzas Armadas y se mantiene como el único general de cuatro estrellas, al ser general de Ejército, el máximo rango castrense en Cuba.

El histórico relevo deja atrás a una generación que nació tras el triunfo de la Revolución en 1959 contra la dictadura de Fulgencio Batista y pasó por todos los escalones de la política nacional dentro del modelo socialista.

«Raúl Castro es consciente de que nadie va a poder gobernar a Cuba de la misma forma que lo hizo Fidel. Por eso introdujo un método nuevo de gobernar», aseguró el académico cubano Carlos Alzugaray, citado por la agencia de noticias DPA.

La generación que asume el mando ahora es una generación que en su adolescencia y juventud vivió una «época dorada» del socialismo cubano con grandes beneficios sociales y económicos gracias al importante respaldo de la Unión Soviética.

«Esa generación valora eso, pero las que vinieron detrás prácticamente han vivido en crisis», señala Alzugaray, quien ve como un reto para Díaz-Canel dirigirse a las generaciones más jóvenes, que tras la caída del aliado soviético «hicieron la secundaria y el preuniversitario en épocas de crisis y con un socialismo en discusión».