Por Aldo Battisacco

Hace poco más de una semana las autoridades del Programa de Atención Médica Integral (Pami) de Rosario resolvieron quitarle la prestación a unos 12 mil afiliados en el sanatorio De los Nuevos Ayres ubicado en Pellegrini al 1300 y transferirlos al Hospital Italiano. La razón esgrimida por la prestadora nacional se funda en una «serie de irregularidades» que a su entender justifica la medida adoptada. La decisión afectaría la continuidad laboral de 108 trabajadores y de una cantidad importante de médicos que allí prestan servicio. Conclusión dialogó con la representación gremial.

La resolución administrativa fue tomada después de que un paciente falleció “por falta absoluta de la prestación” tras una espera de casi un mes para resolver su problema», dijeron desde Pami.

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Según la autoridades del Pami Rosario, «se dispuso negarle la continuidad» al sanatorio como prestador porque hubo «irregularidades de máxima gravedad, fundadas en denuncias de afiliados que se fueron resolviendo con multas. Pero las últimas se corresponden con hechos graves de fallecimientos de jubilados, lo que determinó una sanción mayor, que fue la rescisión del contrato mediante la realización de un procedimiento sumarial», afirmó la doctora Milva Sánchez, directora de Unidad de Gestión Local del Pami Rosario.

Respecto de la transferencia de los 12.000 afiliados al Hospital Italiano, la directora local fundó esa decisión en que se debe garantizar a los jubilados un buena atención, más «que reparar en la economía de los sanatorios privados, jerarquizando la calidad del servicio» porque «se mueren personas por no recibir la atención adecuada».

Luego de una investigación de tres meses para obtener dictámenes médicos y jurídicos, y una cantidad de multas no precisadas, la dirección del Pami decidió aplicar el reglamento de prestadores.

La determinación que dio por tierra con el vínculo contractual entre las partes estuvo a cargo de un tribunal que resolvió apartar al prestador y seleccionó a quien, según su propuesta y previa evaluación, «garantizaba las mejores condiciones de continuidad», no sin antes «realizar auditorías previas y monitoreos, para que el afiliado del Pami no sufra más», reprochó Milva Sánchez.

Desde el sanatorio explicaron que esta determinación implica empujarlos al límite de tener que cerrar sus puertas ya que la prestación que brindan a la obra social de los jubilados representa un 80 por ciento de la facturación, impactando también en los puestos de trabajo que existen y que afectarían al personal médico y auxiliares que conforman el plantel de la institución.

Conclusión dialogó con el secretario adjunto de la Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina de Rosario, Marcelo Liparelli, quien expuso que la situación que viven los trabajadores «es caótica debido a que quedarían 108 trabajadores en la calle por la quiebra del sanatorio».

Consultado acerca de cuál sería el plazo del cual disponen para encontrar una respuesta, el gremialista expuso que «desde el 1º de junio no se reciben afiliados porque el Pami tomó una decisión drástica, con la acusación que se abandonó un paciente y por esa razón murió».

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—¿Es la primera vez que se da una situación de esta naturaleza por los motivos denunciados?

—De lo que tenemos conocimientos sí. Tanto los trabajadores, como la opinión pública saben que existen una gran cantidad de denuncias contra el Pami, contra el sanatorio y contra el mismo policlínico que están relacionadas con la atención. Pero esto no significa que sea generalizado. Son casos puntuales. Y la preocupación es mayor si se piensa que le puede pasar a otra entidad privada que percibe ingresos por atender a jubilados.

—Si bien la muerte se debe resolver entre los empleadores del sanatorio De los Nuevos Ayres y el Pami, ¿como influirá en los trabajadores?

—Quienes deben pagar son los responsables. Lamentamos lo que sucedió. Esto lo deben tratar los directivos del sanatorio, el médico tratante y el Pami o quien corresponda. Pero si el Pami consideró que corrían riesgo los abuelos, tendría que haber avisado para buscar una salida desde el sanatorio para salir adelante. Como buscar convenios con otras obras sociales, o que algún interesado acerque otra propuesta de trabajo en relación a los servicios que se prestan, teniendo en cuenta que ha 66 camas disponibles para internación.

—¿Cuál es la alternativa que pueden entrever desde la representación sindical?

—Si el Pami no evalúa la situación y nadie se acerca o se gestionan soluciones, la realidad de las mucamas, técnicos y enfermeras será muy comprometida e irreversible. Esto es difícil de sostener si a los 30 días no ingresan los fondos por atenciones a los abuelos. El sanatorio recibe por su trabajo 4 millones de pesos y 1 millón y medio es destinado al pago de sueldos. Es decir que el Pami aportaba 3 millones.

—¿ Y a que prestador se transfirió la atención de los 12.000 afiliados que ustedes tenían?

—Al Hospital Italiano, que desde hace un año está tratando de encarrilarse y parece que saldrá a flote. Aunque esto no se cuestiona, no es el mejor procedimiento porque no se puede desvestir un santo para vestir otro. Hay miles de jubilados en todos los sanatorios de la ciudad como para destinar un porcentual desde esos lugares al sanatorio De los Nuevos Ayres.

—¿Nota algún grado de animosidad para que se les dé el tratamiento que están recibiendo?

—No. Pero las declaraciones de Pami indican que se trató por el fallecimiento de un paciente, no es la intención dudar sobre esto, lo que observamos es que se trata de una resolución apresurada o más bien desacertada. Otra preocupación presente, es que a partir de la asunción de las nuevas autoridades existen otros prestadores que tienen dificultades. Hay cierto temor de que estos hechos se repitan. Lo más grave es que hay 31 pacientes internados en el sanatorio y aún no recibimos respuesta desde el Pami y de cuál será el destino de los pacientes, porque no se pagará por la atención y si se terminan los insumos alguien será el responsable. Esto también preocupa a los trabajadores.