Eran casas, centros comerciales y hoteles. Hoy apenas son escombros entre los que Ecuador escarba para buscar lecciones de construcción edilicia tras el potente sismo que mató más de 650 personas y dejó millonarias pérdidas en apacibles centros turísticos del país.

La mirada se dirige hacia el amasijo de hierro y cemento que quedó tras el terremoto de 7,8 grados que devastó la costa ecuatoriana el 16 de abril, que dejó entre 25.000 y 29.000 damnificados, para determinar qué causó el colapso de las edificaciones.

«Hay estructuras que se desplomaron o se destruyeron, colapsaron, y otras que no. Esto en condiciones similares (del tipo de suelo y distancia del epicentro) solo puede entenderse desde el punto de vista de la calidad de la construcción», dijo Hugo Yepes, experto en sismología del Instituto Geofísico (IG).

Yepes agregó que en un estudio preliminar han notado «errores de todo tipo. Hay errores relacionados con la estructuración misma de las viviendas o del edificio (…) y por otro lado está la calidad de los materiales que se ha utilizado y la calidad de la mano de obra».

Aunque el costo final de la reconstrucción se sabrá en seis semanas, el presidente Rafael Correa estimó las pérdidas en unos 3.000 millones de dólares y llamó a buscar a los responsables de las construcciones defectuosas colapsadas.

El balance oficial señala que unas 10.000 edificaciones quedaron destruidas o afectadas.