Por: Javier Lewkowicz

El Gobierno anuncia con bombos y platillos el renovado entusiasmo de los inversores extranjeros por la Argentina pero las novedades del día a día le dan la espalda al discurso oficial. Esta semana la empresa Bimbo, de capitales mexicanos, comunicó en su planta de Pilar el despido de 100 trabajadores, una quinta parte del personal de esa sede. Se trata de una empresa global que goza de mucho poder de mercado en el rubro de alimentos, a la que la mejora en el “clima de negocios” no le resultó suficiente. A fines del año pasado la empresa había reducido en 45 personas su plantilla de personal a través de retiros voluntarios. Al mismo tiempo, promete abrir una nueva planta en Córdoba a partir de una inversión anunciada en septiembre de 2015.

El lunes pasado, la empresa comunicó a los trabajadores de la planta de Pilar que decidió despedir a cien personas a raíz de la supuesta incapacidad de mantener los puestos de trabajo en este contexto de caída de la actividad. “Se está trabajando al 50 por ciento de los valores normales. Esto es en parte por la caída de las ventas y el contexto general, pero también hay una política de la empresa de trasladar parte de la producción a otras plantas para justificar el recorte de personal”, indicó a este diario Marcelo Sotelo, delegado gremial de la planta. Los trabajadores piden que el Ministerio de Trabajo a cargo de Jorge Triaca dicte la conciliación obligatoria que permita la reincorporación de los empleados despedidos, pero hasta ahora no recibieron respuesta.

El retroceso del salario real este año a causa de la suba de precios luego de la devaluación, quita de retenciones y tarifazo junto a la pérdida de empleo que se verificó en todos los niveles del sector público, el sector privado registrado y los informales, son los factores que explican el retroceso generalizado del consumo popular. Esa caída fue violenta en línea blanca, ferretería, neumáticos y materiales para la construcción, según CAME, pero no llegó a tanto en el sector de alimentos, tradicionalmente más inelástico por tratarse de bienes esenciales. Aun así, los alimentos en supermercados anotaron una caída de las ventas del orden del 1 por ciento.

Bimbo es un grupo mexicano productor de alimentos. En el mercado local tiene mucho peso porque controla el 80 por ciento del segmento de panificados a través de las marcas Bimbo, Fargo y Lactal. En la planta de Pilar se fabrica el pan lactal de marca Bimbo, Lactal y del supermercado Dia. También se produce pan para panchos y hamburguesas, tostadas, galletitas de agua y algunas galletitas dulces según la temporada. Además, la empresa cuenta con la planta de Fargo de Pacheco (marca que adquirió en 2011), de Alimentos Valente (que compró en 2013) ubicada en General Rodríguez y otra en Villa Tesei. Bimbo emplea a 2500 trabajadores.

La primera oleada de despidos en Pilar ocurrió en noviembre del año pasado. Fueron 45 trabajadores que accedieron a un acuerdo de retiro voluntario. Los delegados advierten que esa medida afectó a empleados con problemas de asistencia a causa de enfermedades laborales derivadas del ritmo de producción en serie. Las señales que brinda la empresa son contradictorias. Hace exactamente un año, los directivos de Bimbo en México le anunciaron a la entonces ministra de Industria, Débora Giorgi, que invertirían 55 millones de dólares para la construcción de una nueva planta y un centro de distribución en Córdoba, que permitiría general 200 puestos de trabajo. La piedra basal de esa planta, calculada ahora en 30 millones de dólares, se colocó en febrero. La fecha de inicio de operaciones es noviembre.

“No es un problema económico sino de recambio de personal”, advierten los delegados de la planta Pilar, que mantienen un paro total de operaciones mientras apoyan fuera del predio a los despedidos y prometen para la jornada de hoy agudizar las protestas. Hasta ahora, el Ministerio de Trabajo no dictó la conciliación obligatoria que permitiría la reincorporación temporal de los despedidos.