La fragilidad del gobierno francés a un año de las próximas elecciones presidenciales quedó hoy nuevamente en evidencia después que el primer ministro, Manuel Valls, utilizara un articulo constitucional que le permitiera evitar el voto de la Asamblea Nacional (Cámara de Diputados) para aprobar su controvertida reforma laboral, pero no una moción de censura de la oposición que podría tumbar al Ejecutivo galo.

«Para mí lo que cuenta no es la aritmética, sino el poder reformar. Me duele haber utilizado ese tipo de instrumento, pero no lo hago para aprobarla por la fuerza, sino simplemente porque creo que ese texto es útil», dijo el socialista Valls esta noche en el noticiero de máxima audiencia, el de la cadena privada TF1.

Valls se prestó a esa entrevista horas después de que el Ejecutivo recurriera al artículo 49.3 de la Constitución para evitar que los diputados votaran ese proyecto de ley ante las dificultades para alcanzar una mayoría de votos en la Cámara Baja, especialmente por la treintena de diputados socialistas rebeldes que rechazan el proyecto de ley.

La previsible falta de apoyos a ese proyecto de ley defendido por la ministra de Trabajo, Myriam el Khomri, llevó a convocar esta tarde un Consejo de Ministros extraordinario que autorizó recurrir al artículo 49.3 de la Constitución.

Valls explicó en la sesión de control al gobierno que opta por ese instrumento «porque la reforma debe adoptarse, el país debe avanzar y las relaciones salariales y los derechos de los trabajadores deben progresar», consignó la agencia de noticias EFE.
Asimismo, el premier reconoció que decidió utilizar el articulo constitucional porque no contaba con los votos necesarios para aprobar el texto.

Recurrir al artículo 49.3 implica que el proyecto de ley queda aprobado en primera lectura en la Cámara baja, sin embargo, la oposición conservadora y de centro presentaron una moción de censura que deberá debatirse el jueves.

En caso de que ese día una mayoría absoluta censure al gobierno del primer ministro Manuel Valls, este se vería obligado a dimitir.

Pero, de superarla, el texto irá al Senado para una primera lectura en esa cámara y, si hay discrepancias, pasaría de nuevo a la Asamblea, donde el Ejecutivo podría servirse otra vez de ese resorte constitucional.

A pesar de la oposición al texto promovido por el socialismo, Valls se dijo confiado en que su gobierno no caerá dentro de dos días.