El papa Francisco recordó hoy al sacerdote argentino José Gabriel Brochero, que será canonizado el próximo 16 de octubre en Plaza San Pedro, y aseguró que el futuro santo cordobés «soñaba con morir galopando» para darle «la unción a algún enfermo».

«El cura Brochero, de mi patria, el beato argentino que pronto será canonizado, se dejó trabajar el corazón por la misericordia de Dios», afirmó hoy el pontífice en su segunda meditación en el retiro espiritual del Jubileo de los sacerdotes y seminaristas.

En ese marco, añadió: «Su receptáculo terminó siendo su propio cuerpo leproso. Él, que soñaba con morir galopando, vadeando algún río de las sierras para ir a dar la unción a algún enfermo».

«Una de sus últimas frases fue ‘no hay gloria cumplida en esta vida», recordó Francisco.

El papa argentino invocó a Brochero al dar su segunda lectura en el Jubileo de sacerdotes y seminaristas que inició ayer en Roma y terminará mañana con una misa en la Basílica de San Pedro, en el marco del Año Santo y con una fuerte impronta de la misericordia como eje de sus mensajes.

En una ceremonia histórica para el país, Francisco encabezará la canonización del cura Brochero el próximo 16 de octubre, y lo convertirá en el primer santo nacido y muerto en la Argentina.

El sacerdote argentino, nacido el 16 de marzo de 1840 y fallecido el 26 de enero de 1914, fue beatificado en septiembre de 2013, en una celebración presidida por el cardenal Angelo Amato, de la que participaron unos 200.000 fieles, en el pueblo que lleva el nombre del cura.

Brochero había sido declarado «venerable» por Juan Pablo II en 2004, pese a que el inicio de su causa había sido autorizado ya en 1967.

El primer milagro certificado de Brochero fue el de Nicolás Flores, que revirtió un cuadro inicial de posible «vida vegetativa» tras un accidente.