El papa Francisco reclamó hoy una «globalización solidaria y cooperativa», en la que nadie «sea indiferente a las heridas de los pobres», al tiempo que ratificó sus críticas al «inhumano sistema económico» que «ha puesto en el centro al dios dinero».

«Quisiera destacar que es inaceptable, por inhumano, un sistema económico mundial que descarta hombres, mujeres y niños por el hecho que parecen no ser más útiles según los criterios de rentabilidad de las empresas u otras organizaciones», criticó el Pontífice en una audiencia con miembros de la organización político-empresarial Global Foundation.

«Este descarte de las personas constituye un retroceso y la deshumanización de cualquier sistema político y económico: todos los que causan o permiten el descarte de otros se vuelven ellos mismos como máquinas sin alma, aceptando implícitamente el principio de que ellos también, antes o después, serán descartados cuando no sean más útiles en una sociedad que ha puesto en el centro al Dios dinero», lamentó el Obispo de Roma durante el encuentro en la Sala Clementina del Vaticano.

Entre los descartados, citó a «refugiados, niños abusados o esclavizados y pobres que mueren por la calle cuando hace frío».

En ese marco, Francisco pidió «una globalización solidaria y cooperativa» en la que «cada uno no sea indiferente frente a las heridas de los pobres, sino que aprenda a compartir con todos los que sufren por las persecuciones, la soledad, el trabajo forzado o por la separación de sus familias».

«Esta compasión hará que los operadores económicos y políticos puedan usar su inteligencia y sus recursos no sólo para controlar y monitorear los efectos de la globalización, sino también para ayudar a los responsables en los diversos ámbitos políticos a corregir la orientación cada vez que sea necesario», pidió.

«La política y la economía, de hecho, deberían comprender el ejercicio de la virtud de la prudencia», advirtió antes de pedir que «sean siempre guiados por la Doctrina Social de la Iglesia».