Por Candelaria de la Cruz

Desde hace casi 10 años los pobladores de las zonas rurales y periurbanas, donde se desarrollan actividades agropecuarias basadas en el actual modelo de producción agroindustrial, vienen reclamando y manifestándose, ante las autoridades políticas y ante la Justicia, por los problemas de salud que traen aparejados la contaminación ambiental provocada principalmente por las fumigaciones con agroquímicos como también por la manipulación y depósito de estos químicos en zonas pobladas, además del deshecho de envases y el acopio de granos impregnados de químicos dentro de los pueblos.

Actualmente 12 millones de argentinos son fumigados sistemáticamente entre los meses de octubre y marzo con un promedio de tres veces por mes. Es decir, son literalmente bañados por una lluvia de agrotóxicos que llega a sus viviendas, escuelas, salas de hospitales, plazas y lugares de esparcimiento.

Estos reclamos, ignorado por las cúpulas políticas, llegaron a un médico pediatra y neonatólogo cordobés que durante su gestión como secretario de Salud de la provincia mediterránea, decidió junto con otros colegas crear la “Red Universitaria de Médicos de Pueblos Fumigados”.

En diálogo con Conclusión, el Medardo Ávila, coordinador de la red, contó que en 2015 se realizó el primer Congreso Científico en el cual se trató por primera vez una temática que los libros de medicina no tratan: el fenómeno de los agroquímicos. 

En ese momento, médicos de 10 provincias se encontraban en la misma problemática y se acercaron a manifestar “como se estaban enfermando sus poblaciones”, todos con el mismo escenario, se estaba sembrando soja y maíz transgénico y las fumigaciones se empezaban a notar cada vez más.

Cáncer, malformaciones y problemas de hipotiroidismo son las enfermedades que presentan los ciudadanos de todas las provincias expuestas a los agroquímicos y de la misma manera, se mostró en animales y roedores.

Según contó Ávila, es “muchísima la gente” que consulta día a día y “cuesta mucho poder atenderlos a todos”.

“Los fondos para el Conicet para estudiar estos temas son cada vez menores, trabajamos a pura voluntad. Nos llaman del Chaco, Santiago del Estero, Salta, Entre Ríos, Santa Fe, Buenos Aires pidiéndonos que hagamos evaluaciones de la salud del pueblo para poder tomar medidas y con esos datos poder obligar a los intendentes sojeros que se restrinjan las fumigaciones, que saquen los depósitos de agrotóxicos de los pueblos y no damos a vasto, lo cual es una pena porque esas medidas tienen efectos positivos para mejorar la salud de los habitantes”, señaló.

En este sentido, surge el siguiente interrogante: ¿una vez que la persona que se encuentra expuesta, hay algún tipo de solución?

«Los agrotóxicos producen un impacto en las células que la mayor parte de la gente tiene la posibilidad de desprenderse y no se enferma pero con estudios de genotoxicidad se pueden ver como los genes y la cadena de ADN está lesionada con la presencia de diferentes agrotóxicos. Si pasa el tiempo y la exposición disminuye, en seis meses los efectos prácticamente desaparecen pero si la persona sigue en contacto con los agroquímicos, la posibilidad de que la persona desarrolle enfermedades es alta», aseguró Ávila.

—¿Es el glifosato el más tóxico de estos agrotóxicos?

Gramo por gramo comparado con otro como ser el el 24D (segundo herbicida más utilizado), es menos tóxico. Para matar a una persona, tenés que tomar 200 mililitros de glifosato pero con el 24D tenés que tomar sólo 20, que es una cucharada. El problema es que la exposición al glifosato es mucho más alta, porque se utilizan unos 260 millones de litros en Argentina y sólo 20 millones de 24D. Si bien no es más tóxico gramo por gramo, la exposición al glifosato es mayor.

Una de las mediciones en la localidad cordobesa de Monte Maíz dio como resultado una exposición de 80 kilos por persona por año de glifosato y de 3 kilos de 24D. Entonces no depende sólo de la toxicidad del producto, sino también de la dosis de exposición. En época de fumigación, cuando llueve, llueve con glifosato, toda la atmósfera está contaminada con ese producto.

—¿Cuáles son las provincias más afectadas?

—En general todas están en una situación preocupante, pero la que vemos de mayor impacto en la mortalidad es la provincia de Entre Ríos. En Entre Ríos hay pueblos que tienen entre el 40 y el 50 por ciento de los muertos como causa principal el cáncer, es decir, unos cada dos. La media nacional es el 20 por ciento y en los pueblos fumigados es del 30.

Finalmente y como modo de reflexión, el médico cordobés afirmó que hoy en día “es más sano vivir hoy en una gran ciudad que en el campo argentino” y cuestionó la falta de actuación política. “No hacen nada al respecto, están más preocupados por los negocios económicos que los derechos a la salud de la gente. Lo minimizan o lo tratan de ocultar”.