Expertos en nutrición destacaron que la tecnología es «esencial» para optimizar la nutrición y remarcaron que es «erróneo» asociar los alimentos procesados a la obesidad.

A esta conclusión se llegó durante el simposio «Alimentos procesados: tecnología alimentaria para una mejor nutrición» que realizó la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Ciencia y Tecnología de Alimentos (ALACCTA) en el marco del 21° Congreso Mundial de Nutrición que se realiza por primera vez en la Ciudad de Buenos Aires.

Del encuentro participaron referentes mundiales en nutrición y tecnología de alimentos como Julie Miller Jones, profesora emérita de la Universidad St. Catherine (Estados Unidos), Jairo Romero, presidente de ALACCTA (Colombia) y Susana Socolovsky, presidente de AATA (Argentina), quienes compartieron su mirada acerca de la gran confusión que se ha creado acerca de la naturaleza y propiedades de los alimentos naturales y procesados.

Además, fijaron posición sobre el proceso regulatorio que valida el beneficio de los alimentos procesados, el importante rol que juega la tecnología de los alimentos en la inocuidad alimentaria y la necesidad de trabajo conjunto y continuado entre la ciencia de los alimentos y la industria alimentaria para poder garantizar una cadena de suministro de alimentos seguros, nutritivos y accesibles para una población mundial en explosivo crecimiento.

Durante su disertación, Miller Jones explicó que en la actualidad «una dieta basada en alimentos procesados puede proporcionar de manera práctica y económica, la incorporación de todo tipo de nutrientes, que otras formas de alimentación también brindan».

«Por ejemplo, la dieta mediterránea (tan celebrada hoy en día) incluye un mix de alimentos con diferentes niveles de procesamiento, porque no es cuestión de prohibir o quitar de la dieta los alimentos procesados, sino de elegir bien cada menú y de hacer foco en la porción y balance de la dieta», señaló la especialista estadounidense.

En ese sentido, la experta consideró que «es erróneo creer que el desarrollo de la obesidad y las enfermedades crónicas tienen que ver con el nivel de procesamiento, si no que es una elección inapropiada de los alimentos».

Asimismo agregó «la comida procesada ya es parte del sistema y está siendo juzgada o se la considera la culpable o responsable inclusive de la obesidad, cosa que no es así; por lo tanto es nuestra responsabilidad bregar por la seguridad alimentaria porque el procesamiento es una necesidad en el mundo de hoy y la prioridad N°1 de la industria alimentaria debe ser producir alimentos seguros, nutritivos, accesibles y sustentables».

Por su parte, Romero indicó que en cuanto a los procesos regulatorios en la región latinoamericana existe «la responsabilidad de hacerlos muy confiables» y destacó la importancia de «trabajar en conjunto para que el Codex Alimentarius se mantenga como la referencia internacional garantizando la salud de la población y facilitando normas comunes que favorezcan el comercio internacional de alimentos».

«Como hemos afirmado en nuestra última declaración, en la Ciudad de Montevideo; ALACCTA y sus Asociaciones miembro, dedicados al estudio y la divulgación de la ciencia de los alimentos, hemos estado y seguiremos estando al servicio de la sociedad para brindar e informar sobre los avances científicos y tecnológicos que permiten disponer de alimentos seguros, accesibles, nutritivos, sustentables y adecuados a las necesidades y expectativas de la amplia gama de grupos de la población», añadió.

Finalmente, Socolovsky puntualizó que «una fuerte tendencia a regular la ingesta de nutrientes a través del etiquetado frontal se está expandiendo a lo largo de los países latinoamericanos».

Al respecto, dijo que «en ausencia de directrices sólidas del Codex sobre el tema, actualmente en preparación, las autoridades sanitarias de los países latinoamericanos están usando el controvertido sistema de clasificación de alimentos NOVA y el Modelo de Perfil de Nutrientes de la OPS para redactar sus reglamentos».

«La comunidad científica de todo el mundo ha cuestionado tanto la base científica como los beneficios del enfoque NOVA que, además, implica una demonización injustificada de los alimentos procesados y el papel crucial históricamente desempeñado por la ciencia y la tecnología de alimentos», concluyó.