Extractos de la tercera exhortación apostólica del papa Francisco, «Gaudete et Exsultate» (Alegraos y regocijaos), un texto dividido en cinco capítulos en el que explica a los católicos cómo llegar a ser santos comunes y corrientes.

«Me gusta ver la santidad en los padres que crían con tanto amor a sus hijos, en esos hombres y mujeres que trabajan para llevar el pan a casa (…) Es la santidad de la puerta de al lado, de aquellos que viven cerca de nosotros, son un reflejo de la presencia de Dios, o, para usar otra expresión, la clase media de la santidad».

«Para ser santos no es necesario ser obispos, sacerdotes, religiosas o religiosos».

«No se trata de desalentarse cuando uno contempla modelos de santidad que le parecen inalcanzables. Hay testimonios que son útiles para estimularnos y motivarnos, pero no para que tratemos de copiarlos».

«Sé santo luchando por el bien común y renunciando a tus intereses personales».

«No todo lo que dice un santo es plenamente fiel al Evangelio, no todo lo que hace es auténtico o perfecto».

«Quiero destacar que el genio femenino también se manifiesta en estilos femeninos de santidad, indispensables para reflejar la santidad de Dios en este mundo».

«Quiero llamar la atención acerca de dos falsificaciones de la santidad que podrían desviarnos del camino: el gnosticismo y el pelagianismo. Son dos herejías (…) que siguen teniendo alarmante actualidad».

«La vida cristiana es un combate permanente. Se requieren fuerza y valentía para resistir las tentaciones del diablo y anunciar el Evangelio».

«Es nocivo e ideológico el error de quienes viven sospechando del compromiso social de los demás, considerándolo algo superficial, mundano, secularista, inmanentista, comunista, populista».

«La defensa del inocente que no ha nacido, por ejemplo, debe ser clara, firme y apasionada, porque allí está en juego la dignidad de la vida humana, siempre sagrada, y lo exige el amor a cada persona más allá de su desarrollo. Pero igualmente sagrada es la vida de los pobres que ya han nacido, que se debaten en la miseria, el abandono, la postergación, la trata de personas, la eutanasia encubierta en los enfermos y ancianos privados de atención, las nuevas formas de esclavitud, y en toda forma de descarte».

«Suele escucharse que, frente al relativismo y a los límites del mundo actual, sería un asunto menor la situación de los migrantes, por ejemplo».

«Algunos católicos afirman que es un tema (el de los migrantes, ndr) secundario al lado de los temas serios de la bioética. Que diga algo así un político preocupado por sus éxitos se puede comprender; pero no un cristiano, a quien solo le cabe la actitud de ponerse en los zapatos de ese hermano que arriesga su vida para dar un futuro a sus hijos».

«El consumismo hedonista puede jugarnos una mala pasada, porque en la obsesión por pasarla bien terminamos excesivamente concentrados en nosotros mismos, en nuestros derechos y en esa desesperación por tener tiempo libre para disfrutar».

«Los jóvenes están expuestos a un zapping constante. Es posible navegar en dos o tres pantallas simultáneamente e interactuar al mismo tiempo en diferentes escenarios virtuales. Sin la sabiduría del discernimiento podemos convertirnos fácilmente en marionetas a merced de las tendencias del momento».