En una larga entrevista concedida al diario español El País, publicada este domingo, el Papa admitió que a veces la diplomacia vaticana se equivoca, en una alusión a los problemas en Oriente Medio y Venezuela, y distinguió entre los populismos de Europa y de América latina. Asimismo, alabó el esfuerzo de la mujer paraguaya que se hizo cargo de un Paraguay diezmado tras la guerra de la Triple Alianza, a mediados del siglo XIX. “La mujer paraguaya no es cipaya -dijo-, defendió lo suyo”.

Cuando se le preguntó si no temía que la imagen de la Santa Sede se resintiera como en el caso venezolano, donde las partes critican la mediación, Francisco admitió que “a veces se pueden cometer errores”, aunque aclaró que debe diferenciarse entre mediadores e intermediarios. “La diplomacia vaticana debe ser de mediadores, no intermediarios. O sea, hacer puentes, y no muros”.

Para el Papa argentino, el fenómeno populista es complejo y debe ser diferenciado en su existencia europea y latinoamericana. “Para mí el ejemplo más típico de los populismos en el sentido europeo de la palabra es el 33 alemán. Después de (Paul von) Hindenburg, la crisis del 30, Alemania destrozada, busca levantarse, busca su identidad, busca un líder, alguien que le devuelva la identidad y hay un muchachito que se llama Adolf Hitler y dice “yo puedo, yo puedo”.

Y toda Alemania vota a Hitler. «Hitler no robó el poder, fue votado por su pueblo, y después destruyó a su pueblo. Ese es el peligro. En momentos de crisis, no funciona el discernimiento y para mí es una referencia continua”.

Luego, ante una pregunta sobre los problemas de América latina, subrayó el tema de los carteles de la droga.

“La fabrican para acá, para los ricos, y pierden la vida en eso. Y están los que se prestan a eso. En nuestra patria tenemos una palabra para calificarlos: los cipayos. Es una palabra clásica, literaria, que está en nuestro poema nacional. El cipayo es aquel que vende la patria a la potencia extranjera que le pueda dar más beneficio. Y en nuestra historia argentina, por ejemplo, siempre hay algún político cipayo. O alguna postura política cipaya. Siempre la ha habido en la historia. Así que Latinoamérica tiene que rearmarse con formaciones de políticos que realmente den a Latinoamérica la fuerza de los pueblos”.

Finalmente, alabó la tarea de la mujer paraguaya que reconstruyó un país diezmado. “Siente que tiene que levantar el país, defender la fe, su cultura y su lengua, y lo logró. La mujer paraguaya no es cipaya, defendió lo suyo y repobló el país. Para mí es la mujer más gloriosa de América”.