El precio de las acciones del Deutsche Bank se hundió otro 7.5% y llegó a 10.55 euros, registrando un nivel que no se había visto desde mediados de la década de 1980. La caída en el precio de las acciones ocurrió después de que Angela Merkel supuestamente dijo que el gobierno no intervendría para salvar al banco antes de las elecciones nacionales, programadas para el próximo año.

A esto se suma la incertidumbre sobre el futuro del banco, originada por la multa de 14 mil millones de dólares que le quiere imponer el Departamento de Justicia de EE.UU. El diario británico Guardian informa que el Deutsche Bank enfrenta otros problemas, entre ellos investigaciones potencialmente costosas sobre supuesta manipulación de divisas, transacciones en metales preciosos y transferencias sacadas de Rusia de miles de millones de dólares.

Se especula con que, si estalla el Duetsche Bank, va a arrastrar consigo a la City de Londres. Las acciones del Grupo Bancario Lloyds, de Barclays, y del Royal Bank of Scotland, se han visto sumamente golpeadas desde el Brexit y tienen multas pendientes. Algunos analistas advierten que el Royal Bank of Scotland podría enfrentar sanciones por 12 mil millones de dólares

«Los comentarios sobre lo duro del Brexit no han sido bien recibidos por el mercado», dijo Nicholas Hyett, analista de valores en la firma financiera Hargreaves Lansdown.

Por su parte, Rupert Hargreaves, de Motley Fool, advierte que si se ve afectada la cartera de derivados del Deutsche Bank, «el daño sistémico sería sin precedentes, ya que podría dejar a otros bancos europeos grandes como Barclays con un enorme hoyo en su balance contable»

Entre las similitudes entre Barclays y el Deutsche Bank se cuenta que el primero también está atascado con multas enormes de los reguladores, una base con un alto costo y la falta de confianza entre los inversionistas.

«Por lo pronto, los problemas del Deutsche podrían ser el foco del mundo financiero, pero Barclays enfrenta una presión similar y el desplome en Alemania se podría extender rápidamente al Reino Unido», opina el Guardian.