Las consultas por fobia social, trastorno vinculado al miedo a relacionarse, crecieron en la Argentina más de un 100% durante los últimos quince años, según lo revelaron diferentes estudios.

Los primeros síntomas de la enfermedad aparecen durante la adolescencia, pero las consultas llegan recién en la edad adulta.

Para los especialistas, se trata de una condición crónica y debilitante que origina invalidez social y laboral, debido a que quienes la sufren padecen un temor persistente a ser humillados o ridiculizados mientras estén expuestos a una relación interpersonal.

Ir a una fiesta, dar un examen o tener una entrevista laboral aparecen como los desencadenantes del trastorno que se manifiesta con palpitaciones, mareos o náuseas, entre otros síntomas.

Las estadísticas mundiales indican que la fobia social afecta al 14% de la población. En tanto, Carlos Malvezzi Taboada, doctor en Psicología clínica y director del Instituto Gubel afirmó que en Argentina las datos muestran que dos de cada diez personas padecen esta enfermedad, y, lo que es peor aún, que muchas de ellas lo ignoran.

Varios trabajos sobre el tema coinciden en que el avance de este trastorno tiene que ver con el tipo de vida que se lleva, porque los seres humanos son cada vez más individualistas, tienen tendencia al aislamiento, se trabaja mucho en las casas y la gente se pasa horas en soledad frente a la computadora.

Todo eso lleva a que cada vez sea más difícil comunicarse.

En el marco del desarrollo de su primer libro, Juan Tonelli, escritor argentino especializado en espiritualidad y autoayuda, se refirió al tema en uno de sus cuentos al que denominó precisamente «Miedo a relacionarme».

Si bien ese texto se refiere más a los miedos que produce reestablecer vínculos amorosos cuando uno ya ha sido preso de un fracaso, allí también explica que «las personas fóbicas sienten miedos intensos e irracionales» y lo ejemplificó con aquéllas que «no pueden ingresar a una autopista porque les da pánico pensar que estarán obligadas a transitarla un buen tiempo sin que haya vías de escape».

En ese sentido, el ensayista argumentó que «la sensación de no poder salir de esa vía o estar obligados a recorrer un camino prolongado aparece como la causa de todas sus angustias, porque temen sentirse encerrados» y agregó que «algo similar les ocurre a ciertas personas con los vínculos o relaciones sociales».

Para el psiquiatra Enzo Cascardo, Director del Centro IMA y Secretario de la Asociación Argentina de Trastornos de Ansiedad, «la fobia social es una enfermedad que deteriora el funcionamiento global del ser humano.

Los fóbicos sociales evitan cualquier contacto y situación porque temen que su comportamiento sea valorado negativamente. Se sienten juzgados todo el tiempo».

Lejos de las especialidades médicas pero a través del vuelo de su pluma, en donde lo fantástico se entrecruza con lo real, Tonelli también indicó que «los reaseguros para evitar un dolor futuro provocan aún más sufrimiento que el que pretenden evitar» y detalla que «para no perder, muchas personas deciden retirarse del juego sin correr riesgos».

En ese punto, como escritor pero también como observador social, consideró que «vivir, justamente, se trata de jugar, de estar en la cancha, y eso siempre conlleva la posibilidad de salir lastimado».

Finalmente, en su obra literaria, que sirve para ilustrar a la perfección patologías como la enunciada, Tonelli dijo que «si el precio a pagar para no sufrir es retirarse del juego, seremos muertos en vida, porque las piedras no sufren, pero tampoco gozan».

Y concluyó diciendo que «es imposible desarrollar relaciones profundas si sentimos tanto miedo, porque los buenos vínculos requieren tiempo, bajar la exigencia personal, y sobre todo, amigarnos con nuestros temores».