Por Aldo Battisacco

Por un momento deja la reunión de la que está participando, y leal a su disposición amable para charlar sobre temas que tienen que ver con el destino social argentino, monseñor Jorge Lozano, arzobispo de Gualeguaychú y presidente de la Comisión Episcopal de la Pastoral Social (Cepas), se encuentra con Conclusión. El alto prelado, durante el diálogo, ratificó con preocupación aquello que ya había sostenido: “existen en el país situaciones de precarización laboral en la que están inmersos buena parte de los trabajadores que no tienen acceso a sus derechos sociales ni protección del Estado y que son señales de alerta que no se pueden desoir”.

Durante la entrevista exclusiva, Lozano dijo que debe haber acciones comunes para resolver temas urgentes. Respecto de la situación actual y la dificultad respecto del trabajo dijo que esto “afecta especialmente a los sectores más vulnerables que adolecen de trabajo registrado”.

Lozano sostuvo que “uno de cada tres trabajadores no tiene seguridad social adecuada”. Por otra parte, señaló que los trabajadores no registrados “no tienen quien defienda sus derechos por oposición de aquellos trabajadores, que pueden negociar paritarias por medio de sus representantes que los respalden dentro de un marco legal y laboral”. Asimismo, remarcó que “muchas veces trabajan por poco dinero, en condiciones inestables dependiendo de changas temporales, cuando las consiguen, sumidos en una profunda fragilidad laboral”.

— ¿Usted nota cierto grado de desapego por parte de los responsables de resolver estas urgencias?

— El tema es serio y tanto funcionarios del Estado Nacional o Provincial, empresarios y sindicatos son consientes de la situación que atraviesan estos sectores y están buscando alternativas. No es una realidad que se niegue, pero es bastante compleja para poder superarla.

— ¿Que significa según su pensamiento pensarnos como Nación ?

— El papa Francisco dice que hay que ser ciudadanos responsables en el seno de un pueblo y esto es una invitación a superar los legítimos reclamos para saber que hay intereses generales del pueblo todo organizado como nación que son muy importantes. Esto lo pensamos particularmente en Argentina en el marco del Bicentenario de la Independencia, rescatando nuestras raíces, la generosidad de los hombres y mujeres que en los inicios de la Patria comprometieron su trabajo construyéndola independiente de España y de cualquier otra potencia que intente dominarla.

— Usted refirió que había que trazar horizontes para las próximas décadas pensándonos dentro del contexto de la Patria Grande: ¿por qué caminos deberíamos transitar para aproximarnos para llegar a ese objetivo?

— Esto no solo se basa en vínculos políticos, intervienen factores sociales, culturales, y para ello es necesario incluirnos en ese contexto de la Patria Grande, Iberoamericana, que es tanto el sueño de San Martín, Belgrano, Bolivar y muchos otros que fueron hombres que participaron con su pensamiento y acciones en los comienzos de los movimientos independentistas. Si bien los caminos son diversos, fundamentalmente se asientan en el diálogo, la búsqueda de consensos, y de proponer y acordar la planificación de políticas de largo plazo, que trasciendan los tiempos de los gobiernos porque es poco cuatro años. También es necesario discutir y construir con todos los sectores de la sociedad, incluyendo todos los credos y organizaciones sociales. Y la forma de no entorpecer y abrir estos caminos, es mediante convocatorias que hagan eje en torno a problemáticas comunes.

— Este compromiso contraído por la Iglesia, cuando dice sentirse interpelada por la comunidad, ¿tiene como relato una activa participación que se vislumbra a partir de la asunción del papa Francisco como pastor de la cristiandad?

— La incidencia del papa Francisco es notoria, es muy importante y sin duda que suscita más espíritu de encuentro, a lo que hay que agregar dos elementos que son importantes en este camino: uno es el Pacto de San Antonio de Padua, que es un acuerdo firmado por los intendentes que se proponen elaborar políticas públicas a partir de la Encíclica Laudato Si del papa Francisco, que ya fue firmado por 400 intendentes en nuestro país de entre aproximadamente 2.000. Y esto es bastante significativo, porque se comenzó a trabajar en diciembre de 2015 y se van concretando los encuentros por regiones y en municipios en los que en muchas oportunidades toman la iniciativa de acompañar esta propuesta. El otro camino se realizó en la Casa Histórica de San Miguel de Tucumán, a pocos días del Bicentenario de la Declaración de Independencia y en medio del Congreso Eucarístico Nacional, donde se firmó una acta acuerdo que tuvo como protagonistas al gobierno, los líderes políticos, y otros dirigentes opositores y de la Iglesia, para tener «acción común sobre temas urgentes» a resolver en el país.

— ¿Que aportó la pluralidad política?

— El documento presentado por los dirigentes resaltó que es muy valioso que desde la expresión de voces políticas diversas, poder manifestar coincidencias básicas sobre algunas cuestiones urgentes de la agenda común, encarnando en esta Casa Histórica tan significativa para los argentinos un simple gesto de amistad social. Esto fue bien acogido por la representación de la Iglesia que en la oportunidad le cupo al obispo emérito de San Isidro Jorge Casaretto, quien además ocupo en varias oportunidades la presidencia de la Comisión Episcopal Pastoral Social.

— En alguna oportunidad señaló que debíamos superarnos como sociedad y la clase dirigente en particular, y tener una actitud de diálogo madura, ¿percibe que esto se va modificando?

— Gradualmente y lentamente pero afortunadamente notamos que va creciendo.

— Monseñor usted promovió la necesidad del encuentro y de considerar a las organizaciones sociales como muy importantes, en un contexto en el que la titular de la organización social y política Tupac Amaru, Milagro Sala, había sido encarcelada.  Sin embargo, en esa oportunidad confirmó que a la Conferencia Episcopal le cupo la preocupación por la justicia y de que pueda trabajar de modo independiente, garantizando que todos seamos iguales ante la ley ¿Cree que a pesar de estas sombras debemos propiciar el asociativismo con fines de preservar los derechos de la población?

— Las organizaciones sociales cumplen un rol importante dentro de la sociedad porque procuran el cuidado y la defensa de algunas necesidades que se preservan con la figura de cooperativas o mutuales. Por caso, cooperativa de viviendas, de pescadores, de trabajadores, horticultores, pequeños campesinos que constituyen una amplia variedad de fines que dan respuesta a situaciones puntuales. Siempre hay en todo cosas para mejorar, pero eso no significa que hay que borrar la tarea que desarrollan.

— ¿Ve necesario apuntalar con políticas estas figuras y propiciar este tipo de herramientas cuando se observan ciertos avances del mercado ?

— Las organizaciones irán avanzando al ritmo que cada una se fije y respetando sus tiempos.

— ¿Cuáles son los temas prioritarios a abordar en este contexto que necesita muchas respuestas?

— En Tucumán los obispos señalamos que teníamos desafíos y amenazas en la Casa Común. En un documento titulado «Una Casa fraterna y solidaria”, puntualizamos sobre la necesidad de  luchar contra la pobreza y la exclusión; combatir el narcotráfico; prevenir las adicciones; impulsar la educación integral; acceso universal a la salud y al agua potable; generar empleo digno; erradicación de la trata de personas y protección de la vida; promover el cuidado del ambiente; trabajar por la cultura del encuentro; y lucha contra la corrupción y la impunidad.

Por último, el arzobispo de Gualeguaychú reflexionó sobre la importancia que da el papa Francisco al encuentro y la amistad social, diciendo que ésta se funda en el «fortalecimiento de los vínculos sociales para llegar a establecer acuerdos y consensos que jerarquicen la importancia de que el resultado sea pensado a mediano y largo plazo».

En el mes de enero de este año, el presidente de la Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Argentina, Monseñor Jorge Lozano, denunció una “sutil xenofobia” de un sector de la sociedad contra las organizaciones sociales a través de las redes sociales y en los medios masivos de comunicación, y aseguró que “han perjudicado más al país personajes ineptos e inmorales con importantes títulos académicos que los dirigentes humildes”.