Por Santiago Fraga
El paso del tiempo, la desidia de las comisiones directivas y los cambios generacionales; sean cuales sean los motivos, muchos clubes rosarinos han sufrido una merma importante en su vida social, donde la gente ya no está tan activa y algunos se limitan a la simple simpatía o al asistir cada cierto tiempo al estadio de su equipo.
Central Córdoba y Argentino de Rosario, dos de los clubes con más historia en el fútbol rosarino y que supieron soplar fuerte en la nuca a Newell’s y Central, son quienes todavía participan de los torneos de AFA y mantienen una cierta reputación entre los rosarinos. Sin embargo, más allá de lo que pasa con la pelota, los clubes y las sedes de ambas instituciones lucen un estado abandónico entre la poca gente que concurre y las malas condiciones de la infraestructura.
No obstante y contra toda opinión popular, existen jóvenes que movidos por la pasión heredada o por un amor encontrado trabajan ad honorem para poder embellecer a su club y atraer a otros a que hagan lo mismo.
Conclusión visitó a los muchachos de la Agrupación 1912 de Argentino de Rosario y a los de la Subcomisión de Jóvenes de Central Córdoba, para conocerlos un poco más y mostrar el empeño y esfuerzo que ponen cada uno de ellos por hacer más grandes a dos históricos clubes de la ciudad.
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