La reestructuración de las relaciones laborales, que podría afirmarse arrancó en 2010, dejó como saldo más de 2,3 millones de trabajadores con problemas de empleo: casi un 10% de la población económicamente activa se encuentra desocupada, según la Universidad Católica Argentina. Pero, además, creció la precariedad, al tiempo que se redujo la plantilla de los trabajadores formales.

En medio de ese contexto, el gobierno busca activar la obra pública para sumar más “cascos amarillos” a la vista ciudadana en las áreas metropolitanas y en el interior, que es lo que tiene más al alcance para paliar la escasez de inversión extranjera. Suponiendo que el gremio de la construcción duplicara afiliados merced a este plan y a la inyección financiera al Procrear, el nivel salarial de la mano de obra no cubre el faltante en general, de una actividad económica en la que huelgan los nuevos proyectos de desarrollo industrial o de conocimiento que demandan personal más altamente calificado y, por lo tanto, mejor remunerado, lo cual ralentiza una eventual recuperación en el consumo.

Siete de cada diez

Las fuentes de trabajo privadas se manifiestan cautas en la perspectiva de tomar gente, por lo menos para el trimestre próximo. La consultora Manpower Group detectó en su estudio de Expectativas de Empleo, hecho público a mediados de diciembre último, que 7 de cada 10 firmas encuestadas no pensaban contratar personal. La apatía no es nueva, ya que viene prácticamente planchada desde 2013.

Los 400 mil despidos que estima la Confederación General del Trabajo (CGT) ocurrieron en lo que va de la gestión de Cambiemos, se convirtieron en una de las justificaciones del primer paro general que se hará el próximo 6 de abril.

Fue la explicación que esgrimió uno de los tres secretarios generales, Juan Carlos Schmid, tomando los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) que dieron cuenta de una caída de 127 mil empleos registrados, a los que aplicó un multiplicador de casi 3,5 veces atribuido a una onda expansiva en el empleo informal y que suelen agregar economistas y dirigentes sociales.

El titular del gremio de Dragado y Balizamiento relaciona directamente la destrucción de trabajo al derrumbe de la actividad económica y la caída del consumo, que las cifras oficiales confirman.

Expectativas de empleos

En el gobierno atemperan tales conclusiones. El jefe de asesores del Ministerio de Hacienda, Guido Sandleris, hizo la salvedad de que, aun partiendo de los 127 mil puestos laborales perdidos en 2017, reconocidos por el Indec, la creación del empleo privado registrado en el 2º semestre del año pasado llegó a 70 mil puestos y en enero último esa cifra fue de 20 mil puestos.
La expectativa neta de empleo es de +4% si se la ajusta por estacionalidad, pero la mala noticia es que las perspectivas para el segundo trimestre muestran un empeoramiento respecto del primer trimestre de este año, aunque se mantienen prácticamente sin cambios con relación al mismo período de 2016.

Indicios aislados de mejoría

«Todo se ve sin grandes cambios. No hay un rebote. Hay una gran cantidad de empresas que no están listas para hacer una apuesta», afirmó a medios de difusión Alfredo Fagalde, presidente de Manpower Argentina.

«Hay perspectivas positivas, pero cuando llega el momento de contratar, las empresas todavía están postergando la decisión», explicó el ejecutivo, y completó: «Hay inversiones, pero las inversiones no generan empleo inmediatamente. Las empresas están con mucha cautela y todavía muy indecisas.»

La consultora menciona como los sectores que más traccionarán a finanzas, seguros y bienes raíces (+10%) y manufacturas (+10%). ¿De dónde sacan que la industria tomará más gente?.

La explicación que da Fagalde es que el sector automotor incorporará personal en los próximos meses, en contraste con la confirmación tanto por parte de General Motors como de Volkswagen, entre las que fabrican en el país, de que hubo suspensiones en las últimas semanas.

Impulso al mercado laboral

El comienzo del nuevo ciclo se prevé retomando trabajo eventual, que luego se efectivizará. También otros sectores, como administración pública y educación (+7%) y agricultura y pesca (+6%), tirarán positivamente en el próximo trimestre.

Para la consultora, sin embargo, serán los servicios, la construcción y el comercio los rubros que impulsarán el mercado laboral este año, si bien encuesta oficial no releva al campo, cuyo efecto multiplicador no es tan fuerte como en la industria y los servicios, además de desparramarse más en el tiempo

De todos modos, el jefe de Gabinete del Ministerio de Agroindustria de la provincia de Buenos Aires, Jorge Srodek, afirmó que el sector agropecuario “está generando cerca de un millón de puestos de trabajo” y que este año habrá una cosecha récord de trigo de cerca de 18 millones de toneladas.

El optimismo que irradia el gobierno, con el efecto que tendrá la obra pública en la generación de empleo, no se corresponde con los tiempos que insumen las licitaciones y adjudicaciones. El último dato es que la cantidad de puestos de trabajo formales ocupados por la construcción totaliza 373.794. En diciembre se mantuvo 2,4% por encima del piso alcanzado en julio del año pasado. En términos absolutos, en la segunda parte de 2016 (diciembre vs. julio), se recuperaron 8.718 puestos de trabajo. Así, la contracción acumulada desde el último pico que alcanzó la serie en septiembre de 2015, quedó en 54.289 puestos de trabajo.

Entre diciembre de 2015 y diciembre de 2016, el nivel de ocupación formal sectorial mejoró en 6 provincias: La Pampa (9,9%; 16,5% entre el promedio de 2015 y de 2016), Santa Fe (5,7%), la Ciudad de Buenos Aires (3,8%), San Juan (1,9%), Córdoba (1,4%) y Entre Ríos (1,2%).

Previsión presupuestaria

En los papeles, el presupuesto 2017 prevé una inversión de $78,8 millones entre obras de infraestructura eléctrica y viales, vivienda social, mejoramiento de las condiciones habitacionales y barriales, así como civiles: túneles, agua y puertos, entre otras.

Los porcentajes de comparación entre enero último e igual mes de 2016 son importantes pero engañosos, ya que parten de la base del primer mes efectivo de la nueva administración, con todas las decisiones prácticamente congeladas.

La construcción privada viene lenta pese al blanqueo, lo cual se evidencia en los permisos presentados en los municipios, y por eso el gobierno intenta reactivar inyectándole recursos financieros al Procrear.

Es por eso que, en el mejor de los casos, el rol dinamizador de la economía que se propone desempeñar el Estado, por medio de la inversión pública, recién empezaría a atisbarse en el segundo trimestre.

Traducido en términos de empleo, Jorge Colina, economista jefe de Idesa, estima que debería aportar 1,5% anual, mayor que el ritmo que trae actualmente, si la economía crece 3% y continúa el asalariado privado registrado mejorando al ritmo inercial, que es el 0,2% mensual que trae desde agosto del año pasado.

«Ahora, para generar empleos masivamente hay que revisar cargas sociales y facilitar la legislación laboral para contratar», concluyó el especialista en el mercado laboral.

Más números

El inventario que puede hacerse con datos del Ministerio de Trabajo comparando la previa electoral de septiembre de 2015 con el mismo mes de 2016 daba 91.738 asalariados menos en el sector privado, a los que en los meses siguientes se añadieron 30 mil más, y que sumaban los 33.602 monotributistas, 8593 trabajadores de casas particulares y 6184 nuevos autónomos.

José Luis Blanco, director y editor de Tendencias Económicas,“mete el bisturí” más profundamente: «Por la crisis económica hubo más gente que salió a buscar trabajo pero no lo encontró, y además subió la cantidad de subocupados, o sea personas que trabajan menos de 35 horas por semana por causas involuntarias y están dispuestas a trabajar más».

Más de dos millones con problemas de empleo

El neto que surgiría, en consecuencia, es que cuando Alfonso Prat Gay creía ver brotes verdes en la economía, había 10.276 trabajadores privados menos y que frente a 46.298 ingresos en el sector público, se desvincularon 43.000. O sea que el efecto fue casi nulo.

Un cálculo bastante actualizado da que habría en la Argentina 2.343.000 personas con problemas de empleo.

La Encuesta del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina, estima que el 10% de la población económicamente activa se encuentra desempleada en la Argentina, y que sólo el 41,4% tiene un empleo asalariado formal. Al desagregar, surge que el 30,7% tiene un empleo regular pero sin vinculación con la seguridad social y el 18% está subocupada en actividades de baja remuneración, alta inestabilidad o participan de programas de empleo.

Para no cargarle al gobierno actual el debilitamiento de las relaciones laborales, debe observarse que entre 2010 y 2016, la proporción de subempleos inestables pasó de 9,7% a 18% de la población económicamente activa.

“Estamos muy lejos de garantizar los derechos laborales de casi la mitad de los argentinos. Las pocas mejoras las experimentaron los trabajadores de estratos medios y medios altos, y no los de más bajos recursos educativos. Las mejoras, además, tendieron a estancarse y revertirse en los últimos dos años”, observó el investigador de la institución católica, Agustín Salvia.

En el escenario preelectoral

Más allá de reflejarse en la dolorosa -para el gobierno- medida de fuerza de la CGT, la problemática del empleo tiende a situarse en el centro del escenario preelectoral bajo diversas formas: violación del compromiso de no despedir que habían suscripto los empresarios, retracción del consumo interno por la erosión inflacionaria sobre los ingresos de la población y penetración de mano de obra extranjera en la que denominan apertura importadora.

En la última visita del presidente Mauricio Macri a Rosario, el gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz, le planteó «la situación de General Motors, de los trabajadores suspendidos, y el tema Sancor, otra de las empresas santafesinas en situación crítica».

Le dijo en pocos minutos al jefe de Estado: «Hoy el empleo es la gran preocupación de todos los santafesinos, no sólo de los que no tienen trabajo, sino también de los que lo tienen y temen perderlo».

Si se reemplazase el gentilicio santafesinos por el de argentinos, del resto no habría que tocar ni una coma.