Luciana Báez aseguró hoy ante el juez federal Sebastián Casanello que por los hechos de maniobra de lavado de dinero que se «debería interrogar» a su padre, Lázaro, y no a ella.

Lo hizo a través de un escrito que presentó ante el juez siguiendo la misma estrategia que sus otros hermanos, todos acusados por formar parte de un entramado que ayudó a canalizar dinero hacia paraísos fiscales y luego por medio de maniobras de lavado intentar legalizar esos fondos de origen ilícito.

La mayor de las hijas del empresario aseguró: «jamás he sido titular de una cuenta bancaria en el exterior, jamás he realizado actos de disposición de dinero en el exterior, jamás he operado una cuenta bancaria extranjera», dijo en el escrito, previo a negarse a contestar preguntas del juez y el fiscal.

En tanto, sobre la existencia de cuentas bancarias en Suiza, Luciana dijo que ella no aparece mencionada: según la información aportada desde ese país al juzgado hubieron 139 operaciones por unos 20 millones de dólares.

«No existe una sola mención a mi persona, sólo advierto que enuna carta del Banco J Safra Sarasin escrita en idioma francés, que no comprendo, se indicó en una parte familia Báez . Sobre este tema debería interrogar a Lázaro Báez pues en lo que a mi respecta desconcozo las razones de dicha misiva», dijo la joven.

En su llegada y retirada de los tribunales de Comodoro Py, Luciana Báez evitó hablar con la prensa.

Según explicó Luciana, en 2003 empezó a trabajar para la empresa MyP S.A, y entre 2007 y 2010 no trabajó para dedicarse al cuidado de sus hijos.

En 2012, «por expreso pedido de Lázaro Báez» comenzó a trabajar como apoderado en Austral Construcciones.

«La imputación que se me atribuye carece de asidero. Mi vida transcurrió por carriles muy diferentes a los que se aluden en el hecho imputado», concluyó.

La nueva ronda de indagatorias fijadas por Casanello culmina el próximo 6 de junio, con el interrogatorio a Lázaro Báez.