Bloqueados en el norte de Francia por una frontera cerrada a cal y canto, cada vez más migrantes sueñan con Inglaterra e intentan atravesar el Canal de la Mancha en improvisadas embarcaciones, ignorando los peligros del estrecho.

Desde principios de año, se han llevado a cabo una decena de operaciones de salvamento de migrantes a la deriva a bordo de embarcaciones, según las autoridades marítimas francesas. En 2015, no hubo ninguna.

La más reciente data del 11 de junio, cuando fueron rescatados tres migrantes iraníes a bordo de una lancha que comenzaba a hundirse. Cuatro días antes, fueron salvados otros tres, que se encontraban también en una embarcación hinchable.

Este tipo de fenómeno «ya no es excepcional o aislado», es una «tendencia real y duradera», afirmó la prefectura marítima del Canal de la Mancha y del Mar del Norte.

La razón es que hay más migrantes en la costa, una «casi imposibilidad» de llegar a Inglaterra por el túnel de la Mancha y una «gran dificultad» de pasar a través de los puertos comerciales. Los migrantes «adaptan así su modo de acción», explicó el teniente Pierre-Joachim Antona, portavoz de la prefectura.

Pero según él, la decena de intentos de atravesar el canal que registraron las autoridades -sin que se registraran muertes- solo representa una parte del tránsito.

«Somos realistas, sabemos que se llevan a cabo otras tentativas, lo consigan o no», afirmó, mencionando que hay «rastros de estos intentos en las playas inglesas y francesas, como barcas o chalecos salvavidas».

La multiplicación de tentativas estas últimas semanas se puede explicar también por la llegada de la temporada de verano, según Antona.

«Con buen tiempo, desde la costa francesa, se puede percibir Inglaterra y de manera ingenua, se puede pensar que la travesía va a ser rápida y fácil, pero es una completa ilusión, es uno de los mares más peligrosos del mundo», explicó.

La densidad del tráfico, las altas corrientes, la profundidad, el viento permanente y las bajas temperaturas del agua disminuyen «considerablemente las oportunidades de sobrevivir» de un hombre en el mar.

Cuando estas travesías se hacen de noche y a bordo de embarcaciones no iluminadas, «el riesgo de que (…) no sean vistas por grandes barcos y que les pasen por encima es enorme», subrayó también Antona.

Hasta 10.000 euros el viaje    

Para contrarrestar este fenómeno, Francia y el Reino Unido intensificaron su presencia en el mar, pero también en tierra.

Además de los medios desplegados para socorrer a los barcos, se puso en marcha un «sistema de vigilancia» de las costas para «interceptar las redes de traficantes antes incluso de que los migrantes salgan al mar», explicó Patricio Martin, director de la policía de fronteras del norte de Francia.

Porque, según una fuente policial, detrás de este tipo de trayectos, se encuentran «sistemáticamente» los traficantes de seres humanos facturando el viaje «hasta 10.000 euros».

Hasta ahora, con frecuencia, estas travesías se hacen en número reducido, en embarcaciones proporcionadas por los traficantes, que no participan en el viaje, a veces con chalecos salvavidas y un teléfono para llamar a emergencias, explicó Antona, precisando que la mayoría de las salidas se hacen desde el norte de Francia.

«Son embarcaciones poco seguras, completamente inadaptadas para este tipo de periplos, algunas incluso sin motor y los migrantes deben atravesar remando», alertó Bernard Barron, que dirige la Sociedad Nacional de Salvamento Marítimo de Calais.

Sin embargo, algunos de los viajes se hacen con la participación de los traficantes, «traficantes profesionales, que utilizan las embarcaciones más importantes y embarcan hasta a 20 personas en [barcos] semirrígidos que pueden superar los 40 nudos, cerca de 80 km/h», explicó Bernard Barron.

A finales de mayo, 18 migrantes albaneses y sus dos presuntos traficantes británicos fueron rescatados cerca de las costas inglesas cuando su barco empezaba a inundarse.

Las autoridades temen también un nuevo posible modo de operar con barco más consistentes que depositarían directamente a los migrantes, en mitad del mar, sobre pequeñas embarcaciones.