“La posibilidad que Estados Unidos sufra un colosal apagón en la producción de leche no estaba en los planes del presidente norteamericano, DonalTrump , cuando emitió las órdenes ejecutivas para deportar a los inmigrantes indocumentados”.

Así lo señala una columna publicada hoy en el diario La Nación y que lleva la firma de Félix Sanmartino, quien lo explica señalando que “resulta que los grandes tambos estabulados, con miles de vacas que se ordeñan en tres turnos diarios funcionan gracias a una mano de obra dispuesta a un gran sacrificio físico durante los 365 días del año. Desde hace ya más de una década no se encuentran norteamericanos para este tipo de trabajo”, agrega con mucha claridad la nota.

Extranjeros e indocumentados

Dice luego que los empleados a cargo de las tareas de ordeñe y cuidado de las vacas lecheras provienen de México, Guatemala, Honduras y otros países centroamericanos. Muchos de ellos sin la documentación migratoria que los acredite para trabajar o permanecer legalmente en Estados Unidos.

Cuenta la nota, además, que los empresarios tamberos norteamericanos se vienen quejando que no encuentran empleados locales para vivir en los tambos, ni siquiera con pagas que superan en un 50% el promedio salarial.

Un estudio de la Universidad Texas A&M, encargado por la Federación Nacional de Productores Lecheros, afirma que un tercio de todos los tambos norteamericanos emplea extranjeros. Y la mitad de los empleados que trabaja dentro de los tambos es inmigrante.

Pérdida en la producción

En el estado de Wisconsin, segundo detrás de California en producción láctea, cerca del 60% de los inmigrantes que trabajan en los tambos son indocumentados, según la Dairy Business Association.

Se estima que la pérdida de la mano de obra que se puede llegar a generar por la deportación provocaría el cierre de más de 7.000 tambos, con una pérdida en la producción de leche de 22.000 millones de litros anuales, lo que equivale a más del doble de la producción argentina.

Según informó la revista Hoard’sDairymen, distintas organizaciones lecheras estadounidenses están exigiendo la aprobación de emergencia de una reforma migratoria, para salvar a la industria lechera del país.