Sumidos en una larga crisis de rentabilidad, los tamberos se convirtieron este jueves en los primeros productores que pusieron en jaque el romance que existía hasta ahora entre el sector rural y el gobierno de Mauricio Macri, luego de seis meses de gestión.

Molestos por la falta de soluciones, muchos dirigentes lecheros dejaron en malón una reunión convocada por el Ministerio de Agroindustria para analizar la situación de esa actividad.

Los productores que llevaron a cabo esta suerte de desplante al secretario de Agricultura, Ricardo «Ricky» Negri, y el subsecretario de Lechería, Alejandro Sammartino, luego se reunieron en la sede de CRA (entidad que aportó varios funcionarios al macrismo, incluido el ministro Ricardo Buryaile)  y emitieron un comunicado.

«Es necesario garantizar la permanencia de los tambos en la actividad y para ello nos convocamos en un cuarto intermedio solicitándole al Gobierno que nos responda de forma urgente. De no tomar los recaudos necesarios serán los responsables del caos social que se producirá en el interior productivo», decía el escrito.

La reunión -a la que asistió también el ministro bonaerense Leonardo Sarquis- había sido convocada por Sammartino para hablar de cuestiones de fondo que afectan al sector.

Pero mientras este funcionario proponía mirar el escenario con faros largos, muchos dirigentes del sector primario llegaron con la urgencia de que buena parte de los productores están perdiendo de 1 a 1,5 pesos por litro de leche que ordeñan. Había representantes de la industria que tampoco parecían muy dispuestos a hablar de una recomposición de los precios. En los últimos días incluso habían anticipado posibles bajas o un estancamiento a partir de los pagos correspondientes a julio.