Por Marcelo Chibotta

El primer piso de la Facultad de Ciencias Económicas, justo en la entrada del salón de actos, fue el lugar elegido por el economista Alejandro Rofman para ofrecerle una entrevista a Conclusión.

Entre alumnos, docentes y asistentes a la jornada que organizaba el Centro de Estudios Urbanos y Economías Regionales del Conicet, en el cual se desempeña como investigador principal, el economista rosarino no se encontraba a pesar de que el horario era el acordado.

Alguien sentado en los escalones que conducen al segundo piso, apoyado contra la pared y conversando por celular animadamente bien pudo ser uno de los alumnos, pero no, era el nominado Doctor Honoris Causa por la UNR y Master of Arts de la Universidad de Pennsylvania. Tal vez esa actitud pudo servir como antecedente del tono distendido, sereno y seguro que expuso en cada una de sus respuestas.

Ya metido en la entrevista, Rofman se refirió a la política económica implementadas desde hace casi un año por el gobierno nacional: “Se pueden caracterizar como las típicas de un gobierno neoliberal, basadas en la oferta, no en la demanda”.

“Es una política que pretende que el país crezca si aumenta la inversión y aumentan las exportaciones, o sea, la oferta basada en el impulso del proceso de acumulación de los empresarios y no del impulso derivado, como fue hasta el 10 de diciembre pasado, de la demanda solvente de la población”, aclaró el también profesor honorario de la Universidad de Buenos Aires.

Seguidamente, el economista se refirió a dicha política económica a escala global: “El enfoque ofertista, como se lo suele denominar, en general ha ido sucesivamente fracasando en todas las experiencias y no ha tenido posibilidades de afirmarse en el tiempo, ha sido uno de los responsables fundamentales de la crisis del año 2008 y de la falta de recuperación de la economía después de ese año en los países capitalistas desarrollados. En Estados Unidos, que es donde mejor les fue porque logró establecer el crédito y no el aumento salarial. Esto último sigue siendo mala palabra en la política económica de las grandes experiencias internacionales de los países más desarrollados porque aumenta los costos”.

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— No obstante por años se ha seguido insistiendo en aplicar esas políticas…

— Insistiendo tercamente, pero el comercio mundial este año creció a la cuarta parte de lo que crecía antes de 2008, de tal modo que ha bajado y se ha vuelto más duro competir y más proteccionistas las políticas económicas de los diferentes países. Entonces, si todo se basa en los negocios financieros y en la capacidad para competir como motor del crecimiento económico, es lógico que apunten a la inversión y a la competitividad creciente.

— Como explica la combinación de esa reducción de movilidad de capitales a nivel internacional con las políticas económicas llevadas adelante en la Argentina actual?

— Se explican, por ahora, estrictamente según el manual del enfoque neoliberal dominante en las economías más importantes del mundo, es decir, bajando los costos para competir y convirtiéndonos como dijo (Mauricio) Macri en el supermercado del mundo, o sea, no en el supermercado de los argentinos, sino en la capacidad para exportar. ¿Cómo se logra exportar más?, con menores costos… ¿y cómo se logran menores costos?, la gran parte de ellos son datos, por ejemplo como los del transporte que está marcado por la generación de energía de los motores de explosión vía petróleo, que lo marca el mercado mundial del petróleo y no la Argentina y así sucesivamente. ¿Y qué es lo que puede manejarse desde las fronteras nacionales hacia adentro como herramientas para bajar costos?, los impuestos, y entonces por eso se trata de retirar al Estado para que gaste lo menos posible, además de los salarios.

— ¿Y qué resultados se tienen de estas políticas?

— Los dueños del capital financiero hacen colocaciones en los mercados de los países receptores de los flujos de capital a valores muy altos en términos de retribución de la tasa de interés de los Lebac. Es un negocio redondo, porque viene alguien con dólares, los transforma en pesos, los ponen en Lebac 6 meses a una tasa de entre el 25 y 27 por ciento y cuando se va del país, cambia otra vez esos pesos por dólares y tiene una tasa en dólares mundial inédita, ese es el negocio.

— Pero hay políticas económicas visiblemente enfrentadas con las que alientan esas maniobras…

— Cualquier observador ve que unos ponen énfasis en producir ofertas de capitales líquidos para invertir en el corto o largo plazo, con la promesa de buena rentabilidad por lo menos en el corto plazo, versus la visión de la dinámica del mercado interno, impulsado por el incremento del poder adquisitivo de la población que es el que estimula el crecimiento económico, el empleo y la mejor distribución del ingresos.

— ¿Conducían las políticas económicas del gobierno anterior a la desprimarización de su producción?

— Fue un intento de manejarse contra la corriente, bastante solos, cosa muy difícil como punto de partida, también se le dio a la actividad productiva una creciente complejidad técnica con el aporte científico y tecnológico propio y tercero, tenía además la condición de crear mercado; el único, seguro, firme y manejable es el interno. Al otro no hay que descartarlo y desecharlo, pero no manejamos ni precios ni cantidad de compras. Como ejemplo podemos decir que Rusia y Brasil dejaron de comprar peras y manzanas y nos reventaron… y no les podemos obligar a que nos compren. Si queremos que los que producen peras y manzanas las vendan, las tienen que vender en el mercado interno. ¿Y cómo se las compran? Con mejor poder adquisitivo, es una relación muy simple de entender.

— ¿Pero la lógica neoliberal en algunos otros países ha desarrollado la industria?

— Lamentablemente en la evolución cíclica de los procesos de modelos de desarrollo, en cuanto se fueron imponiendo políticas de fortalecimiento del tejido industrial interno para crear actividad que responda a la demanda nacional, aparece el retorno al viejo concepto del país exportador de productos primarios que debilita o daña seriamente la existencia de la industria. Hay un permanente ida y vuelta que impide estrategias de largo plazo.

rofman-4— ¿Por qué?

— Porque los que controlan el poder económico son básicamente los dueños del capital financiero y los dueños de las mejores tierras de la Argentina, combinación que se da en la soja como ejemplo perfecto de ambos sectores.

— Con todo lo dicho, ¿cómo ve entonces el futuro de la República Argentina a partir de la aplicación de estas políticas?

— Es fácil de entender como lo veo, si saco conclusiones de lo que digo. Veo un futuro difícil, con menor nivel de ocupación, con dificultades para amplios sectores populares de mejorar su nivel de vida. Tendrán posibilidades algunas ramas de la producción, vinculadas a la inversión financiera o a modalidades modernas de comunicaciones que es cierto que avanzan, pero el grueso de la población argentina vive en un 95 % en las ciudades y tiene que ver con el empleo urbano, que para ser genuino debe ser una combinación de la industria con los servicios que funcionan como soporte de esa industria, si eso se desalienta, el futuro no es promisorio.

— Dentro del mismo gobierno hay tensiones por distintas visiones de la economía ya que Prat Gay y Sturzenegger discuten sobre la inflación y las tasas de interés como si no fueran parte de la misma política económica…

— Yo no le otorgaría a esa diferencia no significativa un perfil de enfrentamiento, de ningún modo. Están todos embarcados en la misma estrategia, algunos tienen más interés en que la inversión venga traída por un bajo nivel de impuestos, que surge si mejoran la recaudación por ventas al mercado interno y se pueden bajar esos impuestos, y otros son simplemente voceros del capital financiero, de rápida movilidad a nivel internacional.

— ¿Estima que vendrán las inversiones prometidas a la Argentina?

Hasta ahora, la última evaluación de la evolución de la tasa de inversión de este año, mes a mes, marca un descenso permanente con respecto a la del año pasado. No ha habido por la supuesta confianza o estabilidad de los mercados la lluvia de dólares para la inversión, pero sí la hubo para las colocaciones especulativas de capital financiero.

— ¿Qué visión tiene de lo que hará Donald Trump con la economía de su país y del mundo?

Ha ganado un señor que no tiene experiencia previa alguna en el manejo gubernamental y no tiene ningún sector social orgánico que lo respalde, simplemente tiene una masa de votantes pero sin organización social, que encima tampoco sacó la mayoría. Si fuera como en Argentina, hoy sería presidenta Hillary Clinton. Con esa debilidad del punto de vista de su capacidad de gestión dice que quiere enfrentar, aunque yo no creo que lo quiera, a poderes económicos de gran fortaleza y sólidamente constituidos como es Wall Street y su entorno…Yo creo que empieza diciendo eso y va a terminar haciendo como siempre lo que le diga Wall Street. No soy creyente de que va a dejar sin efecto los tratados de libre comercio, el Nafta o el que está en gestión, es decir el Acuerdo de Asociación Transpacífico. Me parece que eso es imposible porque los intereses económicos que están detrás de estas iniciativas son extremadamente poderosos. Podrá negociar algún margen, pero no lo creo en condiciones, ni con el poder suficiente como para arrasar con esas situaciones.