En medio de los reiterados anuncios oficiales que dan cuenta de las millonarias inversiones que van a venir de la mano de fondos privados y grandes empresas, la administración de Mauricio Macri se topó con un duro revés del gobierno de Vladimir Putin y del Banco de Desarrollo y Comercio Exterior de Rusia (Vnesheconombanak) que ha dejado en la nebulosa la concreción de la obra de la represa hidroeléctrica Chihuido.

Así lo afirma lapoliticaonline.com, portal de noticias que había revelado que el intento de Macri de negociar directamente con Putin una nueva baja de tasas del crédito, luego de haberle sacado al inicio de su gobierno un descuento inicial, terminó mal: el presidente ruso se fastidió con su par argentino y ni siquiera las bromas de Macri sobre el próximo mundial de fútbol lo ablandaron, señala LPO.

Califica luego como “la última jugada” de Macri para reflotar las tratativas, la que consistió en apostar a una negociación de Alfonso Prat Gay con el viceministro de Economía ruso, durante la pasada reunión anual del FMI y el Banco Mundial en Washington, que al parecer resultó infructuosa.

No a Macri

Señala más adelante el portal que Macri había conseguido que Putin baje la tasa del crédito del 6,5% al 5,5% y, engolosinado, el presidente argentino volvió a presionar a su par ruso para que vuelva a bajarla al 4,5%. La respuesta fue contundente: la volvieron a subir al valor original.

Fuentes al tanto de las negociaciones confirmaron ahora a LPO que por medio de una nota remitida el 21 de octubre al Ministerio de Hacienda y Finanzas, los directivos del banco estatal ruso desecharon la baja de la tasa de interés del crédito comprometido para la obra que habían reclamado tanto los funcionarios locales, como el propio Macri ante Putin, en la cumbre del G-20 realizada en China.

La decisión de Moscú dejó desairado al Gobierno argentino y sin margen para volver sobre sus pasos. Ahora, la Casa Rosada comenzó a buscar contrarreloj un esquema alternativo de financiamiento para poder mantener en pie la demorada construcción del complejo hidroeléctrico que se asentará en la provincia de Neuquén.

En el nuevo esquema que ensaya la Casa Rosada se busca, por un lado, el inicio de las obras preliminares que demandarían alrededor de 180 millones de dólares con recursos del Presupuesto Nacional. Y, por otro lado, la obtención de un crédito por el 85% de la obra, valuada en 2.600 millones de dólares, del Eximbank de China.

La intención del gobierno es negociar con China un “préstamo preferencial de Estado a Estado” similar al que está por cerrarse para las obras de la central hidroeléctrica El Tambolar, en la provincia de San Juan.

El papel de Frigerio

Para mediados de este mes de noviembre, el ministro del Interior argentino, Rogelio Frigerio, y el subsecretario de Relaciones Financieras Internacionales, Martín Soto, tienen previsto viajar a Beijing para ver si logran conseguir un nuevo crédito.

A cambio de una tasa de interés por debajo del 6,5% anual, los funcionarios aceptarían que la empresa Power China pase a formar parte del consorcio adjudicatario de la obra, que encabezan las constructoras locales Helport (del grupo Eurnekian) y Panedile.

De esta manera, Power China—que en la licitación de 2014 había presentado la segunda mejor oferta asociada con las constructoras locales CPC de Cristóbal López y Rovella Carranza—podría convertirse en la proveedora de las turbinas y los equipos generadores que se fabricarán en el gigante asiático.

En diciembre pasado, cuando Macri asumió la Presidencia, al proyecto de la central hidroeléctrica Chihuido solo le faltaba cerrar el convenio de financiamiento que había arrimado el Banco de Desarrollo y Comercio Exterior de Rusia.

Tras tenerlo en el freezer durante tres meses, el gobierno macrista resolvió avanzar con el proyecto en abril con un pedido de reducción de la tasa de interés del crédito del 6,5% al 5,5% anual.

Los rusos, molestos

Inicialmente y de palabra, los funcionarios rusos habían aceptado negociar esa modificación. Pero en setiembre, Prat-Gay y Macri salieron a redoblar la apuesta con un nuevo planteo para que los rusos recorten la tasa al 4,5%, un costo financiero significativamente bajo comparado con los que están afrontando la Nación y las provincias cuando salen a tomar fondos en los mercados externos.

Molestos por la movida, los funcionarios de Putin resolvieron confirmar las condiciones originales del crédito y mantener la tasa del 6,5%.

El esquema de financiamiento contemplaba un crédito a 20 años de plazo, con 66 meses de gracia, la devolución en pagos semestrales una vez terminada la obra y provisión del equipamiento a cargo de las empresas rusas InterRao y Power Machines.