Por Belén Corvalán

“Imaginar una pareja que siempre está feliz, y en armonía, es imaginar un ideal que no existe. Hay momentos de felicidad y de desencuentro que hay que disponerse a atravesar”, señaló el psicólogo Manuel del Castillo, especializado en terapia de pareja, una herramienta a la que recurren muchas relaciones de todas las edades, para enfrentarse a las dificultades que transita el vínculo a través del tiempo.

Una relación va mutando a partir de los  ciclos vitales de las personas, sin embargo el paso del tiempo no necesariamente es algo que daña o que arruina la pareja, pero sí es un gran desafío, explica el especialista. “No es lo mismo cuando se conocen, cuando conviven, ni con la llegada de los hijos”, y agrega “Cada etapa requiere de un reacomodamiento, de cada miembro y de la pareja”. Por ello, es necesario que las crisis sean bienvenidas, ya que “traerán nuevos caminos”.

“La relación se tiene que reinventar con el paso del tiempo, y está en mejores condiciones de hacerlo cuanto más vivos y plenos estén los dos miembros en su propia vida, cuanto más puedan tolerar que el otro se mueve, y que hay momentos de encuentro y de desencuentro”, explica. Por eso en un vínculo sano es conveniente que cada uno tenga su espacio, y que este sea respetado por el otro.

Una pareja tiene más oportunidades de llevar una vida más satisfactoria cuanto más autónomos sean, Del Castillo destaca: “El amor requiere autonomía, implica reconocer al otro como legítimo otro. La dependencia no permite amar”. 

Terapia de a 2

El terapeuta explica que en la mayoría de los casos las parejas consultan porque «están mal, y cada vez que intentan hablar terminan peleando», pero a lo largo de las sesiones van apareciendo otros conflictos. Algunos de los más típicos tiene que ver con el manejo del dinero y cómo se debe distribuir, «hoy hombres y mujeres trabajan con sus respectivos ingresos, entonces se complejiza», señala.

Otro tema son las relaciones que mantienen con las familias de origen, o la educación de los hijos, que también suele ser uno de los tópicos conflictivos, «dos personas que conforman la pareja son dos mundos que entran en relación con historias, valores, y expectativas distintas que con la escolarización de los hijos tienen que negociar permanentemente», explica Del Castillo. Y por ultimo la sexualidad, otro de los temas que sale a la luz en este tipo de terapias, «con que frecuencia es razonable, que es lo normal y que no, que es lo que se hace, que se permite, que no. Siempre hay modos distintos de cada uno de encontrar satisfacción, de vivir la sexualidad».

El  terapeuta define este tratamiento como una de las experiencias más lindas del consultorio, pero que requieren de un arduo trabajo. “La pareja es algo de lo que se espera mucho, yo diría todo, por lo tanto los niveles de sufrimiento que surgen de los desencuentros son enormes. Es una experiencia muy trabajosa en un espacio donde las emociones son tan intensas, y las expectativas son tan altas, el sufrimiento puede ser muy grande”, destaca. 

El método empleado se basa en la terapia sistémica, y se establecen “reglas básicas” para su desarrollo, respetando siempre el principio básico de escuchar. “Cada uno tiene derecho a pensar, a sentir y a decir lo que le pasa y el otro tiene el deber de aceptar, de escuchar e intentar entender lo que el otro siente, lo que el otro piensa, lo que el otro dice», señala el profesional, y añade: «Fundamentalmente se trata de una conversación en la que cada uno sienta que puede ser escuchado, esto que parece una obviedad no lo es, el arte de facilitar que cada uno pueda escuchar y que pueda ser escuchado, es de lo más difícil que hay».

¿Hasta dónde es sano intentar?

La separación es uno de los caminos alternativos a tomar cuando la situación vincular se vuelve insoportable, sin embargo «cuanto mas expectativa y mas intensa haya sido la experiencia de encuentro con el otro, mas se tiene para perder, entonces hay parejas que pueden vivir en el peor de los infiernos pero conservan la memoria de algún momento que ha sido extraordinario y conservan la expectativa de volver a ese momento», explica Del Castillo, de ahí el empeño en querer salvar el vínculo.

El terapeuta tiene que ser modesto en sus aspiraciones, ya que «no todas las parejas sobreviven, ni todas logran llegar a tener una relación satisfactoria, aun cuando deciden seguir». Hay veces que ambos miembros deciden no continuar con la relación, «cuando esto sucede, no hay un parámetro que lo decida, simplemente hay un ´no va más´ que responde a factores enigmáticos, que a veces ni la misma persona puede decir cuales son».

Así como también otras veces se llega a un final de la terapia, en el que hay un cambio de percepción, que deciden que ya están mejor, y que pueden seguir solos, «el espacio de usa durante un tiempo, y van obteniendo menos provecho y lo van dejando, no porque sientan que han resuelto sus problemas, sino que los pueden ir llevando mejor. Y otros llegan a un punto donde sienten que no tiene sentido seguir juntos». Y agrega: «Sin duda, que cuanto más último y desesperado recurso sea, más seria es la dificultad, y suele ser más difícil».

Sin embargo, el psicólogo sugiere que aún aunque esté decidida la separación igual se hagan entrevistas de pareja, “tener la oportunidad de hablar y escucharse, de tal manera que pueda entenderse mejor que es lo que produce los desencuentros, va a ser algo que los va a proteger incluso estando ya separados, es algo que va a dejar en cada uno una experiencia menos dañina del desencuentro que llevo a la separación”, indica.