Un palestino murió hoy y al menos 223 resultaron heridos en el tercer viernes consecutivo de protestas en la frontera de la Franja de Gaza con Israel en el marco de la llamada «Gran Marcha del Retorno», que ya suma 33 muertos por balas del ejército israelí.

El fallecido, identificado como Islam Herzallah, de 28 años, recibió un impacto de munición real en el abdomen mientras participaba en una de las marchas en el este de Gaza, junto a la valla que delimita la frontera con Israel, informó el ministerio de Salud de Gaza.

El ministerio gazatí dijo que más de 700 personas recibieron asistencia médica, entre ellas 14 trabajadores de un hospital de campaña en Jan Yunis que respiraron los gases lacrimógenos que cayeron en el improvisado centro de salud.

Alrededor de 10.000 palestinos marcharon por tercer viernes consecutivo hacia la frontera y un grupo de ellos se acercó a la valla de seguridad y cortó parte del alambrado, según el ejército israelí.

La misma fuente informó que «alborotadores violentos y terroristas» arrojaron bombas incendiarias a lo largo de cinco puntos de la frontera donde se produjeron numerosos intentos de destruir los obstáculos erigidos por el ejército, según informó el periódico israelí Haaretz.

Tres trabajadores de prensa resultaron heridos en las protestas, entre ellos el fotógrafo palestino Ahmed Abu Hussein, que recibió una bala en el pecho y se encuentra en estado critico, informó la agencia de noticias EFE.

Pasada la oración del mediodía, miles de palestinos acudieron a los cinco campamentos de protesta levantados desde el 30 de marzo, donde ondearon banderas palestinas.

La Gran Marcha del Retorno, con la que los palestinos reclaman el derecho de los refugiados a volver a sus ciudades de origen, es una movilización que durará hasta el 15 de mayo (Día de la Nakba o catástrofe).

Grupos de defensa de los derechos humanos calificaron de ilegales las normas del Ejército israelí para abrir fuego, agregando que permiten que los soldados empleen una fuerza potencialmente letal contra manifestantes desarmados.

Israel acusa al Movimiento de Resistencia Islámica Hamas, que gobierna la Franja de Gaza, de utilizar las protestas para encubrir sus ataques y dijo que sus francotiradores solo atacan a los principales «instigadores».

Las marchas están organizadas por Hamas pero la masiva participación los dos viernes anteriores estuvo motivada también por la desesperación que viven los dos millones de residentes en el territorio.

Gaza soporta un bloqueo fronteriza de Egipto e Israel desde que Hamas se hizo con el poder en 2007, un año después de ganar las elecciones.

Esta situación agravó la pobreza en la Franja, donde el desempleo roza el 50% y hay electricidad durante menos de cinco horas al día.

Los manifestantes protestan contra el bloqueo fronterizo, pero también defienden el «derecho de retorno» de los refugiados palestinos y sus descendientes a unos territorios que ahora pertenecen a Israel.

Salah Abdulati, miembro del comité organizador explicó que la manifestación de hoy se centrará en las banderas, después de que el pasado viernes utilizaran los neumáticos como emblema y quemaran cientos de ellos junto a la valla de separación con Israel para obstaculizar la vista de los tiradores israelíes.

Miles de manifestantes ondearon banderas palestinas y pisaron las israelíes, extendidas por el suelo, o quemaron otras que llevaban inserto el rostro del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y del ministro de Defensa israelí, Avigdor Lieberman, quien el domingo pasado sentenció que «no hay inocentes en la Franja de Gaza».

Desde que comenzaran estas manifestaciones, el Ejército movilizó a soldados y tiradores que están apostados en montículos de arena en la zona fronteriza para prevenir la aproximación a la valla con medios antidisturbios y también con munición real.

El ministerio de Salud palestino asegura que desde la primera protesta, el pasado 20 de marzo, se han atendido a más de 1.200 heridos de bala.

Más de 30.000 personas participaron en la primera convocatoria de la Gran Marcha del Retorno y 20.000 lo hicieron el pasado viernes en unas manifestaciones que congregan a un gran número de familias y que suele aumentar en asistencia e incidentes según transcurre la jornada.