El presidente chino, Xi Jinping, advirtió que Beijing no va a tolerar los desafíos al poder del gobierno central, durante la celebración del vigésimo aniversario del retorno de Hong Kong a China, en una celebración marcada por numerosos operativos policiales para impedir la presencia de manifestantes que reclaman la soberanía de la isla.

Los activistas hongkoneses denunciaron abusos de poder de la policía y ataques de manifestantes pro chinos ante la mirada distraída de las fuerzas de seguridad.

«La policía está ejerciendo un abuso de poder para impedir que vayamos a protestar contra Xi Jinping», declaró a la prensa Joshua Wong, líder del partido Demosisto y quien fue detenido y esposado en la calle cuando participaba en una marcha para exigir más libertades y llamar la atención sobre la situación del disidente y Nobel de la Paz Liu Xiaobo.

La represión y los enfrentamientos con la contramarcha comenzaron en torno a las 7.30 de la mañana cuando los activistas a favor de la democratización de la isla comenzaban a marchar hasta el interior de la sala de convenciones en la que tuvo lugar la ceremonia del 20° aniversario de la cesión de Hong Kong a China por parte del Reino Unido.

«Me empujaron y me patearon dentro de la furgoneta. Traté de pedir ayuda a través de la ventana y un agente me agarró por la cabeza y me empujó hacia el otro lado del vehículo», afirmó Avery Ng, miembro de la Liga de los Socialdemócratas, horas después de su liberación.

«Los pro chinos bloquearon nuestra manifestación y comenzaron a atacarnos mientras la policía no hacía nada, solo dejarlos actuar hasta que optó por mantenernos retenidos hasta alrededor de las ocho de la mañana», criticó Wong posteriormente.

«Cualquier intento para poner en peligro la soberanía y seguridad de China, desafiar el poder del gobierno central y la autoridad de la Constitución de Hong Kong (…) es un acto que cruza la línea roja y es absolutamente inadmisible», manifestó Xi, en clara alusión a los grupos políticos que piden reformas democráticas e incluso la independencia.

Xi se comprometió a cumplir con las condiciones especiales de Hong Kong bajo la fórmula «un país, dos sistemas», que permite al territorio disfrutar de libertades impensables en el resto del país, como independencia judicial o libertad de expresión.

La fórmula fue la idea con la que el Partido Comunista consiguió recuperar Hong Kong en 1997, garantizando así a los hongkoneses y al Reino Unido que la región mantendría el sistema bajo el que había funcionado como colonia británica durante más de 150 años.

No obstante, esos derechos se han visto erosionados en los últimos años y algunos compromisos que el régimen comunista hizo cuando recuperó Hong Kong no se han cumplido, como garantizar el sufragio universal, según critican grupos liberales.

El presidente chino se refirió a esas críticas al reconocer que habían surgido «nuevos problemas» sobre la aplicación del «un país, dos sistemas» y consideró que la ciudad «necesita mejorar sus sistemas para mantener la soberanía nacional y sus intereses de seguridad y desarrollo.