Panorama sombrío en la gastronomía porteña. La crisis de consumo que atraviesa la economía no deja casi ningún rubro afuera. Ahora fue el turno de la gastronomía, en particular en la capital del país, donde cerró el tradicional restaurante Hispano.

El local, ubicado en Salta casi Rivadavia, una plaza de las más tradicionales de la ciudad, ya se encuentra en alquiler. Se trata 345 metros cuadrados en una planta baja, más un entrepiso de 35, por el que piden $135.000 pesos y no paga expensas.

El restaurante de tradición española se suma a Torre París, de la esquina de Libertad y Marcelo T. de Alvear, el cual cerró sus puertas el pasado 1 de mayo cerró sus puertas intempestivamente, para sorpresa de la totalidad del personal del local grastronómico.

A pocas cuadras de allí, Clásica y Moderna atravesó una situación similar: con el mismo mecanismo sorpresivo bajó la persiana.

En tanto, en la zona de Recoleta, la gran mayoría de los locales gastronómicos que había en la cuadra de La Biela optaron por cerrar.

Situación análoga se vive en Palermo, otra de las plazas preferidas en la noche porteña para salir a comer o tomar algo. Allí, más de una docena de reconocidos lugares cerraron en el último año, signado por la recesión.

Es el caso de Casa Cruz, cuyos dueños se retiraron hace alrededor de un año y todavía permanece cerrado, sin alquilar. Después de dos décadas también cerró Janio, frente a la popular plaza Armenia.

Por su parte, algunas semanas atrás, trascendió el cierre de una de las sucursales del Palacio de las Papas Fritas, la de calle Lavalle.

Anteriormente habían cerrado las sucursales de Costanera y de la calle Laprida. Podrían abrir allí una franquicia, pero nada es certero aún.