Llegó el día. La pelota rueda y las chicas salen a la cancha. Comienza el Mundial Femenino de Fútbol en Francia 2019 y a partir de las 16, el seleccionado local enfrentará a Corea del Sur en el estadio Parque de los Príncipes de París, pero Argentina deberá esperar para su debut.

El equipo albiceleste tendrá por delante su tercera presentación a este certamen luego de doce años de ausencia, ya que estuvo en los mundiales de Estados Unidos 2003 y China 2007, pero se reconstruyó hace poco luego de dos temporadas sin actividad.

La selección nacional, que cuenta con las rosarinas Vanina Correa y Virginia Gómez en su plantel y que integra el Grupo D, jugará su primer partido el próximo lunes a las 13 contra las japonesas, campeonas mundiales en 2011, también en el estadio del París Saint Germain.

En el torneo ecuménico, en el que participan 24 países y se jugará desde hoy hasta el 7 de julio en nueve sedes distintas, con los Estados Unidos como defensor del título, el equipo de Carlos Borrello tendrá sus siguientes compromisos ante Inglaterra y Escocia.

Además del conjunto norteamericano, que tiene en sus filas a la goleadora Alex Morgan como figura y quiere revalidar el título obtenido hace cuatro años, las alemanas también ofician de candidatas, luego de haberse coronado ya en 2003 y 2007.

La gran ausente a la cita es la noruega Ada Hegenberg, la primera mujer en ganar un Balón de oro y mejor jugadora de la actualidad por su desempeño en Olympique de Lyon, a modo de protesta por considerar que las mujeres todavía no son tratadas igual que los hombres.

Las francesas aspiran a conseguir su primer gran logro como locales de la mano de su figura Eugenie Le Sommer, mientras que Holanda buscará el mismo camino de la mano de Lieke Martens, finalista de la Champions League con el Barcelona de España.

Entre las brasileñas, que fueron subcampeonas en el Mundial 2011, se destaca la gran Marta, ganadora del Fifa World Player cinco veces de manera ininterrumpida entre 2006 y 2010, en lo que será su última Copa del Mundo.

Vanina Correa, una voz rosarina en Francia

Vanina Correa, la experimentada arquera de Central, estará -al igual que su compañera canalla Virginia Gómez- representando a la ciudad en esta Copa del Mundo, la tercera que ostenta, en la que aseguró que «la expectativa inicial es pasar la fase de grupos».

La futbolista de 35 años estuvo en los pasados mundiales de Estados Unidos 2003 y China 2007, en los que el seleccionado quedó eliminado en la ronda inicial sin poder ganar un solo partido. «Queremos pasar a segunda ronda. Sabemos que Japón e Inglaterra son potencias, y Escocia es el que medianamente viene parejo con nosotros. No va a ser fácil», consideró.

En una entrevista con Télam, Correa contó que para este Mundial se siente «más madura. Los anteriores quizás no los disfruté tanto, te diría que más bien los sufrí. Pero en esta etapa de mi vida disfruto de los entrenamientos, de jugar, de no jugar, de mis compañeras, de charlar y tomar mate, de todas esas cosas que antes no disfrutaba».

Las circunstancias eran distintas. No solamente porque el seleccionado femenino era ninguneado al punto de jugar con la ropa de descarte de los varones, sino porque Vanina todavía no era mamá, sin duda su «rol más difícil».

El 24 de febrero de 2014, Correa tuvo a sus mellizos Romeo y Luna, por parto natural. Bajó los 30 kilos que había subido y dos años más tarde volvió a jugar al fútbol. «Es súper difícil ser mamá, creo que es el rol más difícil de toda mujer. Ahora se quedaron en casa porque es imposible llevar a los dos».

Vanina Correa no abandonó el fútbol para ser mamá, sino que en 2010 se cansó «de renegar con el fútbol femenino» y hasta fines de 2016, con el llamado del técnico Carlos Borrello mediante, no volvió a las canchas. Había soportado jugar con ropa que le quedaba enorme, cobrar viáticos irrisorios o dormir en un ómnibus en otro país antes de jugar amistosos porque la AFA no les había reservado hotel.

«Abandoné por completo. Estaba cansada de renegar con el fútbol femenino. No veía avances, siempre estaba todo para atrás, no quería estar más así. Me quedé en Rosario, me puse a trabajar (como cajera en la Municipalidad de Gálvez). Y no volví a jugar ni al fútbol 5, ni con amigas, lo abandoné por completo, no quería saber nada», recordó Correa.

La arquera, que comenzó a jugar al fútbol a los 6 años en una liga de varones de Villa Diego Oeste y pasó por Rosario Central, Boca, Banfield y Renato Cesarini, volvió en 2016 a su deporte favorito en Social Lux de Rosario.

«Ahí me llamó Carlos Borrello (DT del seleccionado) preguntándome si quería volver. Tengo mellizos, le dije, mi situación es otra, ahora no estoy sola», contó. Y después la apuró «¿Qué hago? Tengo que dar la lista. ¿Te cito o no? Y ahí le dije ‘bueno, vuelvo».

Para Correa, campeona de la Copa América del 2006 y que participó en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, el cambio cultural y del movimiento feminista se nota. «Lo sentimos. Recibimos mucho apoyo, mensajes de gente que no conozco que te alienta. Ahora siento que vale la pena el esfuerzo de todo este tiempo», subrayó.

«Motivamos a que más chicas quieran jugar al fútbol, a que se animen. En la AFA también cambiaron varias cosas, nos preguntan qué necesitamos, el presidente se acerca… Yo que viví todo, ahora lo disfruto y nada más».