Por José Odisio

Llegó Diego Osella al Parque. Sin mucho crédito con los hinchas y con la obligación de convencer a los jugadores. No es culpa del técnico el momento. Pero aceptó asumir el desafío consciente que sin resultados su permanencia será complicada.

El primer mensaje fue directo. Algo tribunero, pero no por eso erróneo. Doble turno de entrenamiento, que puede ser importante para conocer mejor al grupo. Y en medio de la crítica de los hinchas por la escasa predisposición del plantel al esfuerzo, esta medida de Osella ganó adeptos inmediatamente.

Pero Osella tiene un desafío mayor que el apoyo de la gente, su objetivo primordial será darle una identidad al equipo, imponer una idea y sobretodo convencer al plantel. Y no será sencillo. Este grupo parece tener una coraza impenetrable y se resiste a los cambios casi caprichosamente. Aunque los jugadores también saben que si no hay éxito en esta nueva etapa, la paciencia del hincha será solo un recuerdo.

Una a favor de Osella es que los hinchas no tienen gran expectativa con su llegada. Y todo lo que haga positivamente será un punto a favor con la gente. Personalidad le sobra, aunque nunca le tocó lidiar con jugadores del prestigio y la influencia de Maxi o Nacho. Si logra imponerse comenzará a ganar antes de salir a la cancha. Sino, su destino puede ser el mismo de sus antecesores.