Por Elisa Soldano

El reconocido actor Alberto Ajaka presentará en Rosario la obra teatral “La vergüenza de haber sido y el dólar de ya no ser”: una propuesta que juega con los límites entre la autobiografía y la exageración para dar un “testimonio dramático” de lo ocurrido entre los años 1997 y 2001, cuando se derrumbó el modelo de la convertibilidad.

Ajaka llega a la ciudad con doble función. Se presentará el viernes 6 de octubre a las 23 y el lunes 9, a las 20 –en esta oportunidad con una charla después de la obra– en La Orilla Infinita, el espacio cultural ubicado en Colón al 2148. Las entradas para el espectáculo pueden comprarse de forma virtual.

El artista, que es el escritor del guion, director y el único actor de la obra, adelantó a Conclusión: “Ajaka, que soy yo, interpreta a un personaje que se llama Ajaka, que soy yo también, pero que es otro, en un presente escénico que no es el tiempo real, y relata una serie de acontecimientos y sucesos asombrosos que él dice que ocurrieron entre 1997 y 2001”.

En la obra transcurren cinco actos, uno por cada año comprendido entre 1997 y el 2001, en donde se muestra cómo la caída del modelo de la convertibilidad afecta a la vida de un joven Ajaka. “Estrella un auto, esquiva balas. Entre La Matanza y Puerto Madero, bajo la sombra de su padre y cerca de las garras del diablo, luchando por el amor de Marcela, sobrevive. Es una especie de fábula, un testimonio dramático de un sobreviviente de aquellos años”, adelantó el actor.

La presentación juega entre lo real y lo imaginario y propone un rejunte indistinguible de mentiras, verdades a medias y alguna que otra amarga e innegable realidad de aquellos años, y arroja el combo al público como una historia que reclama ser creída. Sin embargo, Ajaka advirtió: “Por las características de lo que ocurre y la naturaleza extraordinaria de lo que sucede, no puedo dar fe de que las peripecias insólitas que esta serie de sucesos confiere, que parecen exageradas, sean totalmente ciertas”.

Junto con el desmoronamiento del sistema que imperó durante la década de los 90’s, también se empieza a resquebrajar la personalidad de aquel joven Ajaka, un próspero empresario que, confundido por la situación, lanza una especie de guerra cual kamikaze, pero despista contra la realidad.

“Es inútil, el modelo se cae, es inevitable. En este contexto, el muchacho que intenta no perder la sorpresa, el amor, ni la cordura, va a quedar expuesto permanentemente a situaciones peligrosas”, analizó el actor, quien además reconoció que la obra tiene algo de su propia vida, aunque aseguro descreer del “certificado de veracidad” de las autobiografías –incluida la suya– y anticipó que la presentación no es un documental.

“Lo que se discute hoy es una réplica de aquel modelo”

“La vergüenza de haber sido y el dólar de ya no ser” fue escrita por Alberto Ajaka para acompañar la exposición “2001: Memoria del caos, de la atomización a la organización popular”, que se realizó en el 2021, para recordar los veinte años del estallido. Si bien la propuesta no llega a abordar el fin del gobierno de Fernando de la Rúa, sí representa los años previos y pone en tensión el modelo de paridad cambiaria, más conocido como “uno a uno”, donde un dólar equivalía a un peso.

Veintidós años después, volvieron a aparecer los fantasmas de la dolarización –que quizás nunca se fueron– trayendo consigo el peligro de repetir una historia que sumió a Argentina en una de sus mayores crisis, marcada por el cierre de fábricas, empresas y comercios, y por la pérdida de miles de puestos de trabajo.

Ante el regreso de los discursos que enaltecen al billete norteamericano, Ajaka analizó: “A mí no me genera ningún entusiasmo. La sola mención del tema me causa una pura decepción. Lo que se discute hoy es una réplica de aquel modelo, y de eso se trata un poco la obra, es un testimonio que busca dar fe de que en principio habría que preguntarse dónde están los dólares necesarios para llevar a cabo el asunto. Creo que la cosa es aún peor que en aquel momento, donde la venta de las empresas públicas movilizó la entrada de capitales extranjeros”.

Y agregó: “Vamos a ganar mucho menos de lo que lamentablemente una buena parte de la población supone. Por otro lado, no me sorprende. Son muchos años de un peso que se devalúa permanentemente frente a las otras monedas. El argentino tiene una obsesión a causa de la inflación con el dólar. Ya cuando un peso costaba un dólar, el argentino prefería al billete estadounidense. Valía lo mismo pero para nosotros nunca jamás tuvieron el mismo valor”.

“Todo el mundo sabía que el modelo se caía a pedazos, pero en las elecciones de 1999 el 98% de los votos se repartió entre los tres candidatos – Fernando de la Rúa, que ganó, Domingo Cavallo y Eduardo Duhalde– que aseguraban no tocar la paridad cambiaria, así que a la culpa, en parte, también la tenemos nosotros. Creo que el discurso prende porque hay un problema que no hemos resuelto y no sabemos cómo hacerlo”, analizó el dramaturgo.

Por último, el actor aseguró que su intención sólo es entretener a las personas que se acerquen a disfrutar de la obra. “Si alguien quiere parar la oreja para escuchar, bienvenido sea. Hago teatro porque lo necesito. Sufro, padezco, me enojo y quisiera tal vez lo mismo que mucha otra gente, pero no creo que un pensamiento progresista certifique que una persona sea digna o tenga autoridad moral para decir algo. Yo soy un atorrante que actúa y digo de forma directa lo que se me ocurre, sobre todo si el espectáculo está escrito, dirigido y actuado por mí. Incluso si el personaje es tan parecido a mí que hasta podría ser yo, pero guarda, porque es un engaño”.