Por Santiago Fraga – 70/30

Cuando la bocha está más que complicada, que los lugares para tocar con buenas condiciones son contados, que la economía del país se sufre (y donde primero se recortan gastos es en la cultura) y que los artistas suelen quedar desamparados ante muchas situaciones, es cuando se retoma con más fuerza que nunca la unión entre los distintos actores culturales para dar origen a diversos movimientos y proyectos en busca de defender y alzar la voz del arte independiente.

Si algo caracterizó históricamente a la movida artística de la ciudad, es su capacidad de autogestionarse y reinventarse (más allá de que algunos hayan logrado alcanzar el mainstream a través de otras ciudades o países). Ejemplos actuales hay cada fin de semana en cada uno de los lugares del circuito de la ciudad, pero hablando de la música y de lo más reciente, en abril se dieron dos convocatorias tan masivas como icónicas.

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De reciente fundación, el flamante Movimiento Unión Groove concretó una propuesta tremenda llamada “Festimug”, un festival en donde once bandas de la movida emergente rosarina se presentaron en dos días junto a una feria de sellos locales y nacionales, diseñadores, ilustradores y productores independientes de la ciudad.

Alto Guiso, Budajipis, Caliope, Chokenbici, Cortito y Funky, Depto de Islas, Ex Empleades de la Nasa, Groovin’ Bohemia, Kunyaza, Latelonius, Lilu3 y Río Chino fueron algunas de las bandas que le pusieron picante a las noches en el Galpón de la Música, que presentó un lleno por parte de un público principalmente joven, que se ve identificado con la actitud, el sentir y el espíritu de aquellos que se suben al escenario, aún sea que ya conociesen anteriormente a la banda o la estuviesen descubriendo en ese momento.

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Si de identidad, actitud, sentir y espíritu hablamos, abril fue el mes donde también se dio en el mismo escenario otro hecho histórico para la música de la ciudad: un verdadero “palazzo” a los productores y el ambiente musical machista. Con idea original en Córdoba pero con su réplica en la ciudad, el Festival GRL PWR dejó su huella imborrable al ser el primer festival integrado únicamente por bandas de mujeres, dando encuentro a artistas de renombre nacional e internacional como Ana Tijoux, Sara Hebe, Marilina Bertoldi o Fémina, como a grandes artistas locales como Aguaviva, Evelina Sanzo y las Alto Guiso, junto a talleres y arte en vivo por parte de influyentes como Barbi Recanati, Julia Mengolini, Ofelia Fernández y Gabriela Borrelli.

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Más allá del disfrute, tanto por parte de los artistas como de los mismos espectadores, ambos festivales dejaron un claro mensaje a la juventud que los presenció y los protagonizó de que no es momento de quedarse quietos, que hay herramientas para lograr lo que uno se proponga y que, cuando éstas no alcanzan, siempre va a haber más gente con las mismas ideas dispuestas a sumar una mano. Ana Tijoux, previo a interpretar su tema “Shock con letra”, aseguró: “Estamos en tiempos álgidos de fascismo mundial. Sé que acá hubo una intención de hacer cosas lindas con mucha gente hermosa, pero estamos en el abismo, bailar ya no basta, cantar ya no alcanza. Los músicos no vamos a cambiar la historia, lamento decírselos, pero somos actores sociales fundamentales y necesitamos estar en la calle, estar organizados”.

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