El escritor francés Michel Houellebecq considera que el mundo postcoronavirus no va a ser diferente o mejor sino, por el contrario «será igual y todavía un poco peor”, según un texto escrito para la radio pública France Inter con el que decidió romper su silencio sobre la pandemia.

«Al día siguiente del confinamiento no nos despertaremos en un mundo nuevo, sino exactamente en el mismo en el que vivíamos, que todavía será un poco peor», asegura el narrador francés contemporáneo más leído en el extranjero.

Con la misma crudeza con la que suele leer el mundo en general y mostrándose contrario a todos los que afirman que el coronavirus hará que nada ya vuelva a ser como era, el autor de «Las partículas elementales» leyó en la emisora la carta titulada justamente «Un poco peor».

Como pasa en todas sus novelas, cualquier texto de Houellebecq filtra altas dosis de humor negro en medio de párrafos crudos, por eso no es de extrañar que la misiva comience haciendo una apreciación de lo vivido en las últimas semanas: «Desde el coronavirus, la inmensa mayoría de correos electrónicos que envía la gente de mi edad no son por nada en concreto, sino sencillamente para comprobar si la otra persona está viva o muerta», ironiza.

«Nada cambiará porque ya hace tiempo que empezó a hacerlo; Occidente no será eternamente la zona más rica y desarrollada del planeta. Todo eso se ha acabado, pero ya hace tiempo que se acabó, por lo tanto, no es ninguna primicia», señala el escritor, de 64 años.

«Si la realidad es pésima, mi trabajo es decir cómo la observo, por lo tanto, lo que en realidad soy es un narrador fielmente realista a lo que veo», decía hace un tiempo el narrador en el documental «El secuestro de Michel Houellebecq».

Con la crisis del coronavirus se muestra igual, o incluso un poco más optimista, ya que según relata en la carta, «el coronavirus es una gran oportunidad para la obsolescencia que desde hace años golpea las relaciones humanas».

La única cualidad que le atribuye a la pandemia es la de haber acelerado y puesto de manifiesto pequeñas mutaciones en nuestra manera de vivir, ya que como él mismo afirma, «desde hace años todas las evoluciones tecnológicas han tenido como objetivo reducir las relaciones entre la gente, ya sea a partir de una masiva oferta audiovisual de pago que provoca menos colas en los teatros y en los cines o, evidentemente, a partir de cosas como el teletrabajo, las compras por internet o las redes sociales».

El autor de «Ampliación del campo de batalla», «Plataforma» y «El mapa y el territorio», novela con la que ganó el Premio Goncourt -el máximo galardón en Francia- afirma también que “nunca antes la muerte fue tan discreta como en estas últimas semanas. Las víctimas se resumen a una unidad en la estadística de muertes diarias y la angustia que se propaga entre la población a medida que el número total aumenta tiene algo de extrañamente abstracto”.

Otra cifra habrá cobrado gran importancia en estas semanas, la de la edad de los enfermos «¿Hasta cuándo conviene reanimarlos, curarlos? ¿70, 75, 80 años? -escribe Houellebecq-.

«Nunca antes habíamos expresado con una indecencia tan serena el hecho de que la vida de todos los individuos no tiene el mismo valor”, advirtió.