La Sociedad de Carniceros repudió la llegada de las «Carnicerías Móviles» a la ciudad y aseguró que la Municipalidad no debería permitir su funcionamiento, ya que «no existe ninguna normativa que habilite la venta de carne en espacios públicos».

«Hacemos un llamado a las autoridades de la ciudad para que apliquen controles. Eso tendría que pararse, no tendrían que permitir que nadie se pare en un espacio público justamente a vender carne», indicó José García, titular de la Sociedad de Carniceros, en declaraciones a Conclusión.

Según García, en una ocasión anterior, cuando le planteó la queja a un concejal de la ciudad, éste le contestó que se fijaría en las normativas para ver si efectivamente pueden -o no- llevarse adelante este tipo de acciones de venta. «No tiene que fijarse ninguna norma ni habilitación porque no existe. No se puede vender carne en espacios públicos», aseveró.

El reclamo del sector se da en el marco de la iniciativa de la Dirección Nacional de Políticas Integradoras del Ministerio de Desarrollo Social, que volvió a implementar en las últimas semanas el programa “Carnicerías Móviles”. Esta acción, coordinada por los tres niveles del Estado, busca ofrecer los cortes de carne de mayor consumo a precios que se ubiquen hasta un 30 por ciento por debajo de los puntos de distribución habituales.

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«Sino que nos bajen todos los tributos que les pagamos y que cada carnicería venda con 30% de rebaja. Ningún problema, lo podemos hacer. Rosario no necesita más gente que venda carne, está totalmente cubierta, y viene a vender un camión que sin pagar absolutamente nada», se quejó el titular de la Sociedad de Carniceros.

Desde la Dirección Nacional de Políticas Integradoras indican que el precio que ofrecen es menor porque anulan la intermediación. Al recibir la consulta de Conclusión para conocer cuáles son, según los carniceros, los factores que influyen en el valor final de la carne, García aseguró que «el precio que termina ofreciéndose al consumidor se constituye por la oferta y la demanda».

«Siempre digo que si me llevaran a hacer una prueba en la Facultad de Ciencias Económicas en la que tenga que realizar un análisis de costos me pondrían un cero -bromeó el carnicero-. No ponemos todas las incidencias que tienen en el costo de un kilo de carne todos los factores. Aumentamos la carne recién cuando nos la aumentan a nosotros. No la incrementamos por el costo de la luz, alquiler, ingresos brutos ni nada».

«Así está nuestro sector, que es pequeño y tiene dificultades para cumplir con los pagos. Hay actitudes de parte de los Estados que no hacen nada para proteger a los comercios minoristas», concluyó.