El Papa Francisco siempre es noticia por sus dichos y los conceptos que vierte y, conocedor de las costumbres y tradiciones argentinas, envía mensajes, más o menos tácitos, en sus declaraciones públicas.

Esta vez el Sumo Pontífice, en una entrevista exclusiva con el diario italiano Sole 24 Ore, habló de economía, del lugar del hombre e hizo alusión a la cultura trabajadora rememorando la conocida frase que reza que “el trabajo dignifica”.

“Detrás de cada actividad hay una persona humana. La centralidad actual de la actividad financiera respecto a la economía real no es casual: detrás de esto se anida la decisión de alguien que piensa, equivocándose, que el dinero produce dinero. El dinero, el de verdad, se hace con el trabajo. El trabajo otorga dignidad al hombre, no el dinero”, afirmó Francisco.

Desde el paradigma de que “la acción económica es siempre también un hecho ético”, el papa se lamentó por la desocupación, que «afecta a millones de personas», y mencionó a los jóvenes sin un futuro.

“El desempleo que afecta a varios países europeos es la consecuencia de un sistema económico que ya no es capaz de crear trabajo, porque en el centro colocó a un ídolo que se llama dinero”, ponderó el máximo jerarca del Vaticano.

Y añadió, respecto al rol de los más pudientes: “La distribución y la participación en la riqueza producida, el establecimiento de la empresa en un territorio, la responsabilidad social, el bienestar empresarial, la igualdad de trato en materia de retribución entre hombres y mujeres, la armonización de los tiempos dedicados al trabajo y a la vida, el respeto del medio ambiente, el reconocimiento de la importancia del hombre respecto a la máquina, el reconocimiento del salario justo y la capacidad de innovación, son elementos importantes que mantienen viva la dimensión comunitaria de una empresa”.

“Es muy importante trabajar juntos para construir el bien común y un nuevo humanismo del trabajo, promover un trabajo que respete la dignidad de la persona, que no apuesta únicamente por el provecho o las exigencias productivas, sino que promueve una vida digna, sabiendo que el bien de las personas y el bien de la empresa van de la mano”, concluyó Francisco.