Entre mañana y el lunes, el sindicalismo peronista de la CGT se enfrascará en un debate crucial con el triple objetivo de sostener a rajatabla el triunvirato de conducción de la central obrera, fortalecer hacia adentro a la Confederación y evitar cualquier posibilidad de fractura o nuevas fugas, aseguraron esta tarde voceros gremiales.

En esa cumbre sindical participarán los triunviros de la central obrera Juan Carlos Schmid (marítimos), Héctor Daer (sanidad) y Carlos Acuña (estaciones de servicio); los líderes de los sectores independientes Gerardo Martínez (construcción), José Luis Lingeri (obras sanitarias) y Andrés Rodríguez (estatales de UPCN), Armando Cavalieri (comercio) en representación de los ‘gordos’ y los ex popes gremiales Hugo Moyano (camioneros) y Luis Barrionuevo (gastronómicos), artífices y mentores de la actual estructura de la CGT.

El metalúrgico Antonio Caló, ex titular de la tercera central obrera en tiempos kirchneristas, fue invitado al encuentro cumbre, pero aún no decidió, quizá ofuscado por el portazo que hace pocos días pegó Francisco Gutiérrez de la conducción de la central, o por los cuestionamientos que las filiales del gremio realizan desde hace algún tiempo a su conducción, demostrando además así la realidad de la otrora poderosa UOM.

La organización de la cumbre sindical peronista, cuyo día, lugar y hora de realización esta vez no se filtrará -según adelantaron los portavoces a Telam- fue de forma veloz, contemplada y propuesta por aquellos dirigentes ante la aprobación de la reforma previsional y tributaria que impulsó el gobierno, el próximo tratamiento de la iniciativa laboral acordada con la CGT y el maltrecho paro de 24 o 12 horas -según el sector gremial- que la central obrera realizó esta semana en oposición a esos proyectos.

Buena parte de los gremios paralizaron las tareas durante 24 horas el lunes último -como el de alimentación de Rodolfo Daer-; los del transporte lo hicieron medio día y otros ni siquiera fueron a la huelga, como la Unión Tranviarios Automotor (UTA) de Roberto Fernández, que levantó la protesta nacional apenas a horas de su iniciación.

«Todos y todo debe cumplir su mandato, si es que en realidad existe espíritu democrático. El Ejecutivo, los legisladores, los gobernadores, los empresarios. ¿Por qué no habría de hacerlo el triunvirato y el consejo directivo en pleno de la CGT, elegido en un Congreso Normalizador por cuatro años? Una postura diferente para el caso sindical, intestina o externa, significaría tener vocación destituyente», confió uno de los jefes independientes.

Además, entre los representantes de los sectores que participarán mañana o el lunes en esa cumbre, prima un objetivo estratégico que se propusieron preservar y resolver.

Esos dirigentes saben que entre enero y mayo próximo las organizaciones sindicales más poderosas estarán enfrascadas en las negociaciones paritarias y prevén conflictos.

«Nada hace pensar que las paritarias salariales sean sencillas en 2018. El gobierno tiene un esquema y el movimiento obrero no lo comparte, en especial respecto de los índices de mejora salarial, con relación al proceso inflacionario.

Habrá choques y conflictos hasta por lo menos abril o mayo. En ese contexto, es imposible distraer la atención para ocuparse de la convocatoria a un nuevo Congreso obrero para plantear un difícil debate sobre si debe o no elegirse otra conducción cegetista. Es imposible», coincidió el conjunto.

Los dirigentes gremiales se preparan para afrontar duras y difíciles negociaciones salariales en 2018 y no están dispuestos a perder un solo instante en una estrategia reclamada por otros espacios sindicales, como el Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA) de Omar Viviani (taxistas) y Sergio Sasia (ferroviarios), las oficialistas 62 Organizaciones Gremiales Peronistas de Ramón Ayala o la rebelde Corriente Federal de Trabajadores (CFT) que conduce el dirigente de los bancarios Sergio Palazzo.

Precisamente, Palazzo conoce las difíciles negociaciones salariales que se vienen: la Bancaria paró hoy dos horas en todos las entidades del país ante la propuesta de las cámaras empresarias de recomponer los haberes en 2018, con un 9 por ciento en cuotas.

«Hacia mayo o mitad del año próximo se analizará la situación y se verá. De allí la necesidad de aunar fuerzas e ideas para consolidar esos tres objetivos estratégicos para la CGT», señalaron varios dirigentes de los sectores que concurrirán a esa cumbre.

Un integrante del consejo directivo fue más allá y aventuró que quizá «la crisis deba calar hondo en el movimiento obrero y llegar hasta el hueso para después empezar de nuevo».

«Pero no es este el momento. La única verdad es la realidad. Es preciso ir paso a paso. Negociar las paritarias primero y luego estudiar la situación», puntualizó a Télam un dirigente sindical con mucho recorrido.

Además, cuestionó la actitud de Hugo Moyano y Barrionuevo ante la realidad obrera de los últimos meses y el rol que esos dirigentes cumplieron: «¿Qué quieren Barrionuevo y Moyano? ¿Acaso ser los representantes y mediadores del consejo directivo de la CGT ante el gobierno? De ninguna manera. De ser así, que vayan a poner la cara ellos en todas las mesas y en las calles del país. Hay cosas que son realmente inaceptables».

Este último tema fue otro motivo para organizar la próxima cumbre que, además, demuestra con peso propio los pormenores de los conflictos y posiciones a partir de la lista de participantes.

Se tratará de todo un desafío para el triunvirato y otros dirigentes de conducción de la CGT ante los popes y artífices de la construcción de la actual central.