La recesión económica comienza a sentirse con más potencia y son cada vez más las empresas que presentan procedimiento preventivo de crisis, lanzan retiros voluntarios, despiden trabajadores o ven dificultada su capacidad productiva y por ende de subsistencia en el actual escenario.

Es el caso de la fábrica de cosechadoras Vassalli, quien con la continuidad amenazada ingresó en un concurso de acreedores.

Desde la cúpula de la compañía esperan así favorecer el ingreso de nuevos inversores que garanticen su funcionamiento, ya que factores financieros como institucionales ponen en jaque hoy su realidad.

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Los trabajadores de la firma acarrean conflictos desde hace meses relacionados con todo tipo de complicaciones para cobrar sus salarios, por lo que desde la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) temen por la pérdida de los 350 puestos de trabajo en Vasalli.

Según se informó, el pasivo de la empresa está estimado en $280 millones, con el Banco Nación, que al ser refinanciado deben calcularse además crecientes intereses por la fuerte suba de tasas que registrada en los últimos meses.

Además, se suman cheques rechazados por sumas millonarias y otro pasivo adicional por contribuciones patronales.

Vassalli es parte de la compleja situación que afecta a la industria en general y a todo el sector de maquinaria agrícola (que se encuentra mayormente en Santa Fe).

La reinstauración de las retenciones a las exportaciones junto con las altas tasas de interés forman un tándem ruinoso para la producción, ya deteriorada por la sequía.

Acorde a cifras del Indec, en el segundo trimestre las ventas de cosechadoras (eje de la producción de Vassalli) cayeron 52%, con respecto a igual período del año anterior.

Por su parte tractores, implementos y sembradoras marcaron una baja de 27,9%, 23,6% y 20,5%, respectivamente. La sequía que representó pérdidas al campo por u$s8.000 millones afectó a todo el sector.